Portal Cultural de Camagüey

martes, mayo 07, 2024

Exposición personal de Alberto la Red “La piel de la naturaleza…”

Estimados amigos hoy queremos dar constancia de una muestra expositiva que se inauguró a principios del mes de marzo en la galería Julián Morales de la sede provincial de la UNEAC. Nos referimos a la muestra personal de Alberto la Red “La piel de la naturaleza…” y que, lamentablemente, el avance de la pandemia de coronavirus imposibilitó promocionar de una forma adecuada a la relevancia que merece este artista y su obra.

Dedicación y perseverancia podrían ser las palabras que mejor definirían el trabajo de La Red, como todos conocen al Maestro, pues su obra personal más allá de rasgos estéticos distintivos, destaca por el largo camino recorrido en la pedagogía del arte y especialmente, en la enseñanza de una manifestación tan básica y necesario como preterida en tanto consideraciones a su autonomía como expresión artística.

La instrucción en las diversas técnicas que acoge el dibujo, ha sido la vocación del Maestro La Red y su legado a las nuevas generaciones de artistas -tantas que ya son incontables- merecería un desagravio (por el olvido) mayor que la propuesta de este post.

Es por eso que no queríamos dejar de reflejar en nuestra página ese momento vivido, destacando que su labor ha sido notablemente importante, no solo para los camagüeyanos sino para el país todo, en una obra cuyo peso y resultados son más apreciables en las de los innumerables discípulos que ha tenido, más que en las pocas oportunidades que ha contado la propia.

Felicidades, Maestro La Red.

Alfredo Fuentes Fernández

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Exposición Personal Virtual «Las Fronteras del Hombre» de Ernesto Giralt Hernández

El Consejo de las Artes Plásticas de Camagüey tiene el gusto de invitarles a la Expo Personal-Virtual: «Las Fronteras del Hombre» del artista de la plástica camagüeyana Ernesto Giralt Hernández.

Ernesto Esteban Giralt Hernández (Camagüey, 1952) es uno de esos artistas que ha logrado un merecido reconocimiento en la vida artística de la ciudad. Hace más de cuarenta años se vinculó con mucha fuerza a las artes plásticas, sobre todo al trabajo con la cerámica, aunque ha incursionado en diferentes géneros en los que dejó su impronta, como el dibujo y la pintura.

Giralt posee un discurso que llama la atención a partir de las asociaciones a que inevitablemente nos remite, desarrollando una preocupación casi obsesiva con el detalle, las piezas de esta exposición virtual –preludio de una exposición física de mayor volumen­–; son pinturas y esculturas realizadas en los últimos diez años, algunas de ellas hace apenas algunas semanas.

El conjunto posee un gran contraste; desde las texturas casi barrocas de las esculturas en cerámica hasta la propuesta minimalista y sobria de las metálicas, la pintura, de formatos diversos, presenta un gran colorido y la sensación de un trazo espontáneo y libre, aunque sabemos que, con la maestría de Giralt, hasta la espontaneidad obedece a un oficio bien sustentado.

Merece un tratamiento particular la pieza La cama, que, aunque funciona como obra bidimensional, está prevista para ser presentada como una pintura instalativa, en el espacio físico de una galería, lo que dará al conjunto, en combinación con las esculturas, una interesante dinámica.

Otra pieza muy especial es El grito, émulo tropicalizado de su pariente europeo, se reinventa con luces y colores afines a nuestra latitud, al fin y al cabo, lo terrible, lo que estremece y hace estallar al hombre no conoce fronteras porque está dentro de sí, ni el horror, la angustia o el dolor existen fuera de su conocimiento, el grito del hombre es el grito de la humanidad.

Luego de apreciar estas imágenes, nos queda en el subconsciente esa sensación de que esta exposición es una justificación para que este artista discurse nuevamente sobre un tema que le interesa y subyuga; el ser humano en sus conflictos y discrepancias, en sus amores y desamores, nada más a propósito de ello que los tiempos de aislamiento que vivimos desde hace dos meses, momentos ideales para pensar y crear…al fin y al cabo esa es una situación común a los creadores, mártires del isilio que se reivindican en cada obra.

M. Sc Juan Carlos Mejías RuizEspecialistaConsejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey.

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Exposición virtual «El camino y el artista» de Carlos Alberto Casanova

El Consejo Provincial de las Artes Plásticas en Camagüey invita a la exposición virtual «El camino y el artista», del creador agramontino Carlos Alberto Casanova.

Carlos Alberto Casanova (Camagüey, 1974), se ha convertido en un formidable paisajista, pero sobre todo en un hombre de pensamiento, nada es fortuito en su obra, el artista es de esos hombres que construyen y fundan, es difícil plantearse a primera vista todo el trabajo intelectual que existe detrás de su obra, relacionada con símbolos que frecuentan su creación: la puerta, la luz y el camino, elementos conceptuales extraídos de la fe cristiana. Estos, se manifiestan constantemente, pero a veces alguno sobresale, como es el caso de estos maravillosos piñones, elemento simbólico escogido para realizar un vínculo con ideas Cristocéntricas como la finitud de la esencia humana y la naturaleza como resultado y expresión de algo superior.

Este artista propone un nuevo símbolo: el piñón, tan común de nuestros campos, ha sobresalido en su obra como referente de la creación divina, su relación practica con el camino remite también a otros caminos propuestos desde la fe que le permiten disfrutar de la visión de este árbol desde una experiencia mística muy personal, lo que lo ha llevado a realizar miles de bocetos y fotografías que transitan del hiperrealismo a la deconstrucción visual del objeto, para lograr, más que una abstracción, una realidad diferente, vista con el prisma de esa experiencia personal e íntima.

En esta selección de imágenes se pueden apreciar elementos de tres diferentes proyectos en los que trabaja desde el año 2015: Cuerpo místico, Irreversible y El coro de los peregrinos, que se conformarán como exposiciones en un futuro cercano, así como de algunos momentos de ese proceso creativo, esta muestra virtual debe servir de presentación y aviso de la cercanía de esas exposiciones, una muestra de todo lo que puede existir a partir de un humilde paisaje cuando hay un intelecto inspirado por sus convicciones, maestría en la ejecución y un trabajo sistemático.

M. Sc Juan Carlos Mejías Ruiz

Especialista

Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey

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Presentación especial de la exposición «Todos Somos Iguales»

En el mes de febrero tuvo lugar en el Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey (CPAP), la presentación especial de la exposición de la creadora Ileana Sánchez, nombrada “Todos Somos Iguales”.

Allí departieron con la artista los activistas por la Equidad Social en Camagüey.

Además, se le dio promoción a la campaña “Evoluciona, el acaso te atrasa”, la cual es liderada por el grupo “Articulación Juvenil”.

Foto: Roger R. Martín.

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Criterios para inscribir a Camagüey en la lista del Patrimonio Mundial

El Centro Histórico de Camagüey comprende las zonas más antiguas de la ciudad, en él se encuentra la síntesis y sedimento de las diversas expresiones de las culturas anteriores y de las diferentes etapas de la evolución de la misma, nacida como parte de las primeras fundaciones españolas en el siglo XVI en el Caribe, con el nombre de Santa María del Puerto del Príncipe.

En el núcleo urbano más antiguo de la villa, encontramos una imagen impregnada desde sus orígenes de un especial e irregular trazado urbano, donde sus sinuosas calles y sus sorprendentes plazas y plazuelas multiformes, configuran una caprichosa trama sobre la que se erigen vernáculas construcciones civiles y domésticas con la impronta que la evolución, en el transcurso de los años, dejó en un conjunto edilicio donde sobresalen como importantes hitos, magníficos exponentes de carácter religioso, que se conjugan en un todo unitario y homogéneo pero diverso y coherente, de alto valor ambiental, complementado con elementos arquitectónicos singulares que le imprimen un carácter muy propio, un rico patrimonio intangible, lleno de leyendas, tradiciones y costumbres vivas y un notable desarrollo cultural.

En la categoría de Centro Histórico Urbano, Camagüey fue inscrita a partir de los criterios IV y V.

IV. Un ejemplo excepcional de un conjunto arquitectónico que ilustra un período histórico significativo.

El Bien propuesto nos muestra un conjunto urbano-arquitectónico de gran calidad en el que se advierte como peculiaridades: un repertorio religioso estructurador, un trazado urbano irregular, el enclave geográfico en una planicie, y la yuxtaposición de estilos arquitectónicos desde la colonia hasta nuestros días, que conviven en perfecta armonía y junto a los elementos del patrimonio intangible marcan su identidad, todas ellos, expresión de su devenir histórico.

Un importante repertorio religioso de carácter vernáculo con bienes muebles singulares y buen estado de conservación, organiza el sistema de plazas principales, estructuradas en un esquema fundacional subyacente de barrios o feligresías, propios de la ciudad cristiana hispánica.

En una topografía llana y bajo perfil de la ciudad, se destacan las iglesias por la silueta de sus torres y cúpulas, que permiten considerarlas como edificios singulares de carácter monumental.

Este conjunto de edificaciones religiosas, digno de ser preservado para las futuras generaciones, encierra importantes valores arquitectónicos, históricos, artísticos y simbólicos que conjuntamente con las plazas y plazuelas y el trazado urbano irregular, generan interesantes visuales donde la iglesia se percibe como verdadero hito en el entorno.

En el repertorio civil y doméstico se conjugan meritorios exponentes en los que se identifican las influencias estilísticas que fueron llegando a la ciudad en diferentes etapas de su evolución, permeados por el gusto rústico y sobrio que imprimía la base agrícola y ganadera a su población; desde la etapa colonial, de la que quedan exponentes muy bien conservados, hasta ejemplos de edificios que bajo los códigos del Neoclasicismo, Eclecticismo, Neocolonial, Art. Decó, e incluso ejemplos puntuales de influencias Art. Nouveau y Racionalista, matizan la expresión arquitectónica del Bien.

La yuxtaposición de estilos bajo el respeto de las invariantes urbanas comunes en todas las épocas, alineaciones, alturas, medianerías, volumetría, va conformando el sistema habitacional como telón de fondo y un plano de fachada ondulante o quebrado que se adaptado a la forma de la manzana, y que han otorgado una fuerte unidad y armonía al conjunto dentro de la diversidad de estilos.

Elementos tipológico-arquitectónicos nacidos en Camagüey como la pilastra truncada o el genuino alero de tornapunta, además de los arcos carpanel, los pretiles lisos o calados y las amplias ventanas voladas de madera o rejas muy elaboradas imprimen al conjunto un sello muy particular en el exterior; mientras que las galerías o colgadizos, los techos de madera, las decoraciones sencillas y la profusión de arcos divisorios de los espacios nobles de la casa, son únicos en Cuba.

Las técnicas constructivas que se ponen de manifiesto en sus edificaciones y el aprovechamiento del barro en la elaboración de ladrillos, tejas, losas de piso, etc., el tercio y la cal a favor de reproducir los elementos decorativos, de diseño y expresión formal, la madera de los diferentes tipos de techos y los tejados de cubierta, caracterizan el repertorio construido del Bien y reflejan las notorias influencias mudéjares trasladadas por los primeros alarifes y maestros de obra a nuestra arquitectura colonial y que de forma muy tradicionalista, se extienden hasta bien entrado el siglo XX.

V. Un ejemplo excepcional de un hábitat humano tradicional, representativo de una cultura y de su interacción con el medio ambiente.

El Centro Histórico de Camagüey, síntesis de la antigua villa de Puerto Príncipe, constituye un testimonio excepcional en Cuba y toda la región del Caribe de un modelo de desarrollo urbano colonial permeado de las influencias medievales europeas en el trazado de ciudades; mostrando una gran similitud con los modelos de las ciudades hispano-cristianas, en el que no se respetó un posible esquema inicial regular que se evidencia y de lo que solamente queda como testigo su Plaza Mayor rectangular y el trazado mas irregular de todas las primeras fundaciones sobre una trama ortogonal subyacente e imperceptible a simple vista, producida mediante la ocupación de los espacios libres que entre ellos mediaban y siguiendo el trazado que les indicaban las relaciones funcionales directas.

Después de su emplazamiento marítimo inicial, su posterior enclave a la orilla de un río, la villa de Puerto Príncipe establecida al centro de la actual provincia de Camagüey desde 1528, se extiende sobre una gran llanura, en su punto mas alto, flanqueada por los ríos Tínima y Hatibonico, que junto a justificaciones defensivas respondió a la necesidad de los conquistadores de encontrar terrenos fértiles a orillas de los ríos para fomentar la ganadería, los cultivos y en general una economía de subsistencia, todo lo cual condicionó el crecimiento urbano de la misma y la identidad de sus naturales.

La ausencia de un plano fundador, de ordenanzas urbanas y del control necesario, característico en algunas de estas primeras villas americanas en las que la aplicación de las Leyes de Indias marchó a la zaga de sus impulsos iniciales, marcan la irregularidad de Camagüey. A su vez el desarrollo de una economía próspera basada en el comercio de contrabando y la ganadería fundamentalmente, contribuyó al crecimiento urbano inicial de la villa, donde aparecían las iglesias y conventos como elementos estructuradotes e hitos en el contexto y como ejemplos de referencia dentro del arte construido llevado a cabo.

Las numerosas y multiformes plazas y plazuelas diseminadas en la geografía del Bien forman parte del sorprendente sistema de espacios públicos que lo estructuran e identifican.

El Centro Histórico de Camagüey conserva sus elevados valores ambientales y su particular cultura e identidad, orgullo de sus moradores, no obstante haber sido objeto de adecuaciones dentro de un proceso renovador, destacando la autenticidad de sus numerosas construcciones religiosas y civiles de reconocidas y bien logradas influencias estilísticas, integradas armónicamente al conjunto, constituido principalmente por el repertorio habitacional, cuyo alcance cultural y valores históricos, arquitectónicos y monumentales urbanos fueron retribuidos con la declaración como Monumento Nacional en el año 1978.

Información elaborada a partir del expediente presentado a la UNESCO por un equipo de expertos del Centro de Estudios para la Conservación (Universidad de Camagüey), de la Oficina del Historiador y de la Dirección Provincial de Patrimonio.

Autor: Oficina del Historiador de Camagüey (Sitio Web)

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Constitución de Jimaguayú

El 16 de septiembre de 1895 fue aprobada en los campos de la localidad de Jimaguayú, en la provincia de Camagüey, la Carta Magna de la República de Cuba en Armas, la cual dio forma jurídica al movimiento revolucionario generalizado en el centro y el oriente del archipiélago antillano.

La Constitución refrendada, que regiría en Cuba durante dos años, establecía un gobierno centralizado como lo había planteado su antecesora de Guáimaro, pero a diferencia de ésta, unía en un sólo organismo los poderes legislativo y ejecutivo.

Denominado Consejo de Gobierno, la nueva institución  encabezada por un presidente, dictaría las disposiciones relativas a la vida civil y política de la Revolución.

La Constitución de Jimaguayú quiso cerrar las contradicciones entre civiles y militares que había dejado abierta la Carta Magna de Guáimaro cuando depositó en la Cámara de Representantes toda la autoridad.

Ahora el Consejo de Gobierno sólo intervendría en la dirección de las operaciones militares cuando fuera absolutamente necesario a los fines políticos.

Máximo Gómez fue designado General en Jefe del Ejército Libertador Cubano y Antonio Maceo, Lugarteniente  General.

La Ley fundamental de la República de Cuba en Armas fue finalmente aprobada el 16 de septiembre de 1895 y pocos días después, en el mismo lugar, Salvador Cisneros Betancourt, Marques de Santa Lucía, fue elegido Presidente del Consejo de Gobierno.

La última contienda bélica contra el colonialismo español por la independencia de Cuba, contó a partir de entonces con este trascendental cuerpo legal.

Autor: Oscar González Vázquez / Radio Cadena Agramonte

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Cultura de Camagüey

La ciudad de Camagüey es reconocida internacionalmente por su impresionante arquitectura colonial, su historia, y su potencial cultural que abarca las más diversas manifestaciones.

Desde hace varios años, la Oficina del Historiador de la Ciudad realiza una paciente labor de restauración de lugares de importancia, contribuyendo al embellecimiento del centro histórico, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Para aprovechar estas características locales y contribuir a la divulgación de la cultura agramontina, la agencia de turismo Paradiso, cuenta con una filial en la provincia. Esta es la compañía adecuada para el visitante que desea conocer a fondo la magia y los secretos del territorio.

Por desgracia, gran parte de los turistas que visitan el país, se llevan una imagen distorsionada de la cultura cubana. Mulatas, autos antiguos, cuadros de ferias y música popular, limitan en cierta medida el amplio diapasón que conforma el patrimonio cultural del país. Uno de los propósitos de la agencia es develar lo variado de la idiosincrasia cubana, rasgo que la hace realmente auténtica.

Paradiso, toma su nombre de la novela homónima del escritor cubano José Lezama Lima; y al igual que el novelista, intenta hacer vivir al visitante la complejidad y riqueza de ese ajiaco que es la cultura cubana.

El quehacer artístico contemporáneo en la provincia, las leyendas locales, la arquitectura colonial y el sincretismo religioso sumergen al visitante en una aventura real-maravillosa al estilo carpenteriano.

Las calles y callejones camagüeyanos se caracterizan por su estrechez y sus diseños laberínticos ideados para desorientar a los piratas que azotaban la villa en siglos anteriores. Por eso, se hacen difíciles de transitar para aquellos que no las conocen, pero gustan de sus encantos.

Para facilitar el recorrido por la ciudad se ha creado el proyecto Andariegos, un nutrido grupo de singulares bicitaxis, decorados con la pintura de importantes artistas de la plástica locales.

Otras de las particularidades de esta agencia, es la venta de entradas para espectáculos culturales, la visita a las sedes de las instituciones dramáticas y danzarias de la provincia, también, se imparten clases y cursos de idioma español, percusión y bailes populares.
Además de playas y paisajes exóticos, Cuba es cultura, tradición e historia.

Camagüey, una de las primeras villas fundadas durante la colonización española en el siglo XVI, atesora un patrimonio artístico y cultural irrepetible y digno de admirar.

Además de disfrutar de las riquezas naturales del país, el visitante tiene la oportunidad de conocer a fondo la cultura y el modo de vida que identifica y es motivo de orgullo para los habitantes de esta suave comarca de pastores y sombreros.

Autor: Por Arailaisy Rosabal y José Raúl Gallego / Radio Cadena Agramonte

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Conjunto arquitectónico San Juan de Dios

El emblemático Conjunto Arquitectónico San Juan de Dios atesora una trascendental historia, declarado Monumento Municipal el 7 de mayo de 1941, Monumento Provincial el 1ro de agosto de 1964 y Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.

En este conjunto ocurrieron hechos relevantes que le confieren valores históricos, desde sus inicios fue el sitio donde se estableció de forma especial la orden religiosa hospitalaria San Juan de Dios y donde desplegó su obra humanitaria el hoy beato José Olallo Valdés, acontecimientos históricos y políticos de especial significado ocurrieron el 11 de mayo de 1873 al arribar el cadáver del insigne patriota camagüeyano Ignacio Agramonte y Loynaz traído por las tropas españolas, para su reconocimiento e identificación y el 11 de mayo de 1973 al celebrarse el acto en conmemoración por el centenario de la caída en combate de Agramonte, el cual fue presidido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz quien pronunció un discurso por la efeméride.

El valor arquitectónico está dado en que constituye un claro exponente de las iglesias conventuales y que a pesar de las modificaciones que ha tenido mantiene de forma general la arquitectura tradicional de la época colonial, haciéndose evidente la presencia de los elementos arquitectónicos compositivos característicos de la arquitectura mudéjar del siglo XVIII con marcado acento local, donde se observan los códigos arquitectónicos de las viviendas coloniales.
El valor ambiental se establece por poseer características de homogeneidad arquitectónica, donde convergen a su vez hechos históricos y políticos de gran importancia para la ciudad, por lo que se ha convertido en el más importante exponente de la arquitectura del siglo XVIII en Camagüey. 
Su valor excepcional radica en que el espacio y el conjunto de sus construcciones constituyen un singular ejemplo de carácter urbano, donde se agrupan características morfológicas y de estilo de acentuada uniformidad que conceden al lugar condiciones únicas en la región y en el país.
Esta declaración se convirtió en un compromiso y en una necesidad de legar a las futuras  generaciones la herencia patrimonial recibida del pasado, es por ello que el inmueble que ocupó el antiguo hospital  se convirtió en Museo San Juan de Dios el 28 de enero del 2002, espacio para disfrutar el legado histórico y cultural donde se promueve su historia, la de su entorno, así como sus valores. 
En cada visita dirigida y actividad del museo se sensibiliza a los visitantes en la importancia de contribuir a la conservación y salvaguarda de este conjunto arquitectónico portador del mensaje espiritual de las generaciones precedentes, testimonio vivo de la identidad de la ciudad digno de perpetuar a la posteridad  por su carácter excepcional.  

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Camagüey: ciudad de las Iglesias

Considerar que una ciudad pueda estar integrada por un conjunto de ciudades pudiera parecer absurdo o simple parodia de una realidad urbana, mas lo cierto es que dentro de toda ciudad conviven áreas y espacios cuya expresión revelan con nitidez momentos o etapas del crecimiento o expansión del área urbanizada.

Para quienes se han aproximado a la historia de Camagüey con el ansia de aprehenderla en su totalidad, de reconocer cuanto de extraña y de auténtica tiene en relación con otros centros urbanos, resulta transparente que esta es una urbe en la que coexisten muchas ciudades; cada una de las cuales está claramente definida por bordes o límites físicos y es que, aunque de mayor sutileza y sustancia cultural, se trata de espacios que han devenido fruto de un modo de pensar y entender la vida en correspondencia a los diferentes tiempos históricos que, desde 1514 pesan entre los ríos Tínima y Hatibonico.

Existe así, la ciudad total, el Centro Histórico —declarado patrimonio nacional en 1978— y el núcleo primigenio. La distancia entre lo urbano y lo rural varía en relación con los principios que se tomen como referencia.

¿Qué área y qué razones han hecho que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la trigésima segunda reunión de su Comité del Patrimonio Mundial, celebrada en Canadá recientemente, declare a La ciudad de las iglesias de Camagüey como Patrimonio de la Humanidad?

Basta andar por su laberíntica traza urbana, de eje en eje, de espacio en espacio o, si elevamos el rostro, de torre en torre; para admitir que esta es una encantadora urbe. Enigmática, en tanto no se olvidará fácilmente o tal vez nunca, y no precisamente porque se muestre monumentalmente bella al estilo de la Habana Vieja o la dormida Trinidad de Cuba; y mucho menos porque pretenda aproximarse a la neoclásica Cienfuegos, por citar los tres núcleos urbanos de Cuba declarados anteriormente Patrimonio de la Humanidad.

Esta es sin dudas una ciudad diferente, pero solo porque exclusivas fueron las coordenadas que acompañaron a sus hijos a lo largo del tiempo, hombres y mujeres que heredaron una hidalguía tan indiscutible que apenas requirió de blasones y escudos nobiliarios que le legitimaran; un cristianismo de tan elevada fe que, sin proponérselo, terminaron, generación tras generación, por legar al mundo, no un universo arquitectónico homogéneo en lo doméstico, lo civil, lo administrativo y lo religioso, sino una configuración de un sistema de templos capaces para no perder un ápice del mundo cosmogónico que rigió sus vidas hasta bien entrado el siglo XIX.

La ciudad del XVIII con extensión a zonas del XIX, es la evidencia de una vida que no tiene sentido sin ser bautizado, confirmado, matrimoniado y sepultado en el templo parroquial; cuando no se consideraron calles reales sino las que servían de comunicación entre sus iglesias, generalmente por las puertas secundarias.

La ciudad de la que se habla es la almendra inicial, la delimitada por los templos católicos de La Soledad, La Merced, La Catedral, San Juan de Dios y Sagrado Corazón de Jesús, área que no ha podido dejar fuera a la resonancia de esa experiencia cultural única de nacer o vivir en Santa María del Puerto del Príncipe y, por ello ha terminado por abrazar a Nuestra Señora del Carmen con el aledaño Convento de las Ursulinas.

Esta es una zona que no ha dejado de latir durante casi cinco siglos y por ello sobre su sólida base, se ha enriquecido desde la modernidad, mas sin perder la patina del tiempo. Pobladores y espacios urbanos arquitectónicos siguen subrayando la camagüeyanidad atesorada en plazas, plazuelas y parques; en cada esquina, en cada palabra, y hasta en el modo de asumir lo foráneo.

Esta es la filosofía que pese a la «modernidad» se respira en el área del centro histórico declarada Patrimonio de la Humanidad. Una zona de incalculable valor acaba de ser inscrita dentro del testimonio de la cultura universal, un área que desborda el siglo XVIII para ratificar una condición de alcance mayor como La ciudad de las iglesias, corroborarlo puede ser posible en cualquier instante del año, pero preferiblemente en Semana Santa, festividad durante la cual el Santo Sepulcro, gigantesca pieza de la orfebrería dieciochesca, recorre una porción del área.

Sin ese emporio de iglesias y plazas que marcan la imagen del Camagüey el testimonio cultural sería muy diferente y por tanto valga el reconocimiento del bien patrimonial como homenaje a los que en ella se dieron cita a lo largo de estos largos años; a su resistencia y capacidad para dialogar con su tiempo debemos esta joya del patrimonio cultural. Conservarle en su extensa pluralidad será un reto de por siempre.

*Master en Historia del Arte y master en Conservación de Centros Históricos y Rehabilitación del Patrimonio Edificado, profesor Titular de la Universidad de Camagüey y afiliado a la Sociedad de Arquitectura de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) y a la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC).

Autor: Marcos Tamames Henderson, Tomado de www.ohcamaguey.co.cu

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Casa de Cultura Ignacio Agramonte

Antigua casa construida en el siglo XVIII, de familia acaudalada, un siglo más tarde alojó en el período de guerras por la independencia la comandancia militar hispana en la ciudad.

Situada en la Calle Cisneros 258, una de las zonas más populosas de la ciudad.Al cese de la contienda bélica sirvió como Hotel Internacional.

Desde la segunda década del siglo XX fue utilizada como lugar de recreo de los residentes españoles. Luego de 1959 se ubicó la Sociedad de Amistad Cubano- Española (SACE). Desde 1973 pasó a la delegación provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).

En octubre de 1976 fue reabierta como Casa de Amistad, siendo inaugurada por el Poeta Nacional Nicolás Guillén. Desde junio de 1993 se reinaugura como Centro Iberoamericano en el marco de la conmemoración por el 60 aniversario del histórico vuelo Sevilla-Camagüey. Hoy ocupa la función de promoción de la cultura comunitaria.

Tiene dos plantas y su fachada expresa la influencia colonial, en un período constructivo en el que se retoman los códigos arquitectónicos coloniales. Posee amplias puertas y ventanas de vanos adintelados y balcón corrido en la planta superior con rejas de hierro.

Autor: Adelante Digital

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