Portal Cultural de Camagüey

domingo, abril 28, 2024

Mente positiva por la ciudad

La ciudad y los planes con ella son variables de una ecuación que la Oficina del Historiador de Camagüey ayuda a resolver, pero no puede sola. En el ir y venir de proyectos, de consultas y de obras, ha resanado muros y ha intentado enfocar las miradas y el compromiso de personas y organismos con el bien común del espacio público.

Su director, José Rodríguez Barreras, cuenta a Adelante.cu de logros y metas, a pesar de la COVID-19.

“En 2020, los sueños tuvieron que aplazarse. Aprovechamos el tiempo para perfilarlos, con la labor de formación de los jóvenes para buscar mejores ideas en función de espacios públicos más inclusivos, para la comunicación del patrimonio con el uso de las nuevas tecnologías, y para la oportunidad del ciudadano de opinar, porque quien hace perdurar la ciudad es el habitante”.

—Pero la Oficina nunca se cruza de brazos, ¿hasta dónde llegó con el Museo Ferroviario?

—Las obras de restauración son costosas. El año pasado nos limitaron situaciones de recursos materiales y financieros. En el caso del Museo Ferroviario se trabaja en una nueva área expositiva con máquinas contemporáneas, tenemos la tecnología y aspiramos a abrirlo en este 2021.

“La calle Independencia es otra obra abarcadora. También seguimos saldando la vieja deuda con el Cementerio General de Camagüey. Su importante repertorio funerario es expresión de la ciudad. Pretendemos concretar dos exponentes: hacer justicia con los mártires de 1851, con una propuesta de panteón para Joaquín de Agüero y sus compañeros; y lograr un Centro de Interpretación de Cementerio para recorridos temáticos, con especial deferencia hacia la figura de Ignacio Agramonte, posibilitado por las últimas investigaciones realizadas y aún en curso para esclarecer qué sucedió con sus restos”.

—Agramonte ha marcado el paso de la institución, desde la ruta de El Mayor, que permitió empezar a recuperar sitios y edificaciones. ¿Por qué?

—Los principales sitios históricos relacionados con él siempre recibirán la atención merecida. Me refiero a su casa natal, al parque, a la Quinta Simoni, al Potrero de Jimaguayú y a la Plaza de San Juan de Dios. Tenemos pendientes temas constructivos con la Plaza de la Revolución. En otro orden, ya está lista la tercera edición del libro Ignacio Agramonte y el combate de Jimaguayú de nuestro sello editorial El Lugareño, una de las últimas contribuciones de Elda Cento. Cuando se presente también será un homenaje a ella.

—¿Cómo celebra la Oficina el cumpleaños 507 de una villa que pervive en el patrimonio cultural de la ciudad?

—Celebramos la fundación de la Villa con acciones en el ecosistema digital, como conciertos virtuales, y entregamos el Premio Alarife Público Fulgencio Arambula, por la obra de la vida. Prescindimos de nuestro Simposio porque consideramos más prudente que la gente se cuide.

“La pandemia crea incertidumbre, por la subsistencia misma de las personas. La situación hace cambiar las prioridades y se soslayan temas. Por ejemplo, el horario de carga y descarga para el Centro Histórico estaba regulado, pero ahora, cómo impedir el acceso en otro horario. En medio de tanta zozobra, sostener este trabajo requiere innovación, sensibilidad y constancia para que llegue el mensaje del patrimonio”.

Hoy no podemos caminar en las calles por placer, llevar a los niños a corretear al parque, buscar el viejo silencio de una plaza o conversar sin miedo a enfermar. La imposibilidad de disfrutar de la urbe por culpa de la pandemia activó la memoria afectiva de los habitantes.

Ojalá, entre tanta añoranza, sepamos corresponder con buenas prácticas por el bien que desde el 24 de febrero de 1997 hace esta institución en pos del civismo y el desarrollo de nuestra ciudad.

Por Yanetsy León González/Adelante

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Crisol del teatrista

El abrazo de la foto con su indudable eco social ahora mismo es imposible. Hoy debieron celebrar su día nacional con las funciones en la mente, el fantasma de personajes y la sensación de los aplausos. Los teatros están cerrados. Su gente ha tenido que regresar a casa para afrontar el ciclo de una espera desesperante.

En Cuba coexisten dos pandemias. La primera se debe a la enfermedad de la COVID-19, que ha de sentirse amenazada por las cuatro vacunas en proceso. Sin embargo, no cuaja el remedio contra la indolencia, tan bien definida en el diccionario como incapacidad de conmoverse o sentirse afectado por algo.

Aquí, más de una fecha histórica representa la toma de conciencia y el compromiso mayor con el destino de la patria. Para las artes escénicas está en la efeméride del 22 de enero de 1869, por la masacre de espectadores en el teatro habanero Villanueva. Desde entonces, denuncia, complicidad y abrazo se funden en el crisol del teatrista cubano. Felicitaciones en su día, a pesar de todo.

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leyva/ Adelante

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Amalia Simoni y el museo de la familia camagüeyana

La grandeza de Amalia Simoni Argilagos no estuvo solo en el amor de Ignacio Agramonte, héroe epónimo de Camagüey, sino en la capacidad para valerse por sí misma ante las presiones de la época. A 103 años de la muerte, el museo creado en su casa natal abre una jornada prevista hasta diciembre.

Los contemporáneos elogiaron la voz de soprano y los estudiosos han destacado la presencia de la música hasta el último aliento. Cuentan que falleció en La Habana, en la noche del 23 de enero de 1918, recostada en un sofá mientras la hija Herminia al piano la complacía con una pieza de Chopin.

En testamento solicitó el reposo definitivo en el Cementerio de Camagüey, cerca de la tumba del padre y de donde podrían estar esparcidas las cenizas de su amado Ignacio. Fue la líder Vilma Espín quien realizó esa voluntad, el primero de diciembre de 1991.

“Es un deber sagrado que cumplimos los cubanos, en unir simbólicamente sus restos con los de su compañero Ignacio, que en algún lugar de esta vasta tierra yacen desde su muerte en combate”, expresó la fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas.

Con imágenes del arribo de los restos al territorio, y del emplazamiento en el nicho número 12 de la calle principal del camposanto, comienzan hoy las acciones por el aniversario 30 de la Museo Quinta Simoni, inaugurado como centro histórico cultural por la propia Vilma Espín, también en aquella ocasión.

Mis tesoros bien guardados han nombrado la serie de publicaciones para las redes sociales, destinadas a la promoción de las colecciones y de los valores arquitectónicos del inmueble, Monumento Nacional.

Entre las 1470 piezas del fondo está una bañadera de mármol de Carrara, objeto original empleado en el rodaje de la película El Mayor (Cuba, 2020), obra póstuma de Rigoberto López. Confirió gran peso de la trama a la vida y los sobresaltos de la pareja de Amalia e Ignacio.

La museóloga Ederlins Dodier Hernández mencionó a Adelante Digital como principales objetivos de la institución para el 2021: profundizar en la investigación de las colecciones, proseguir con la restauración de piezas, actualizar y perfeccionar el sistema de documentación y comunicar el quehacer del colectivo mientras el museo permanezca cerrado al público.

Herederos de la familia Agramonte-Simoni vendieron la casa a Federico Salvador Arias, padre de Dolores, casada con Medardo Lafuente. Ambos tuvieron descendientes con arraigo, como la nieta Alma Flor Ada, relevante escritora radicada en Estados Unidos. Gracias a su donación del plano original de la vivienda, pudo restaurarse un inmueble con múltiples valores patrimoniales.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

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¿Cómo entrevistar? Algunas respuestas para el ejercicio del Periodismo Cultural en Cuba

Cada palabra es importante, cada gesto un indicio, y cada silencio una reflexión. Así se va adentrando el entrevistador en la persona que tiene delante para descubrir o reforzar una historia que merece ser contada. Es la entrevista uno de los géneros periodísticos, a mi juicio, más importante, pues constituye una herramienta capaz de ofrecernos un camino certero hacia alguien o un acontecimiento determinado.

Agenda, grabadora o cámara en mano comienzan las preguntas. Pero, ¿cómo interrogar de manera tal que se convierta en un diálogo ameno?, para luego compartir esas impresiones con los públicos de los distintos medios de comunicación.

Sobre esas y otras cuestiones giró el debate que, a través del grupo de WhatsApp, creado para el Taller y Concurso Nacional de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena, provocó el profesor José Luis Estrada Betancourt, miembro de honor de la Asociación Hermanos Saíz.

Desde Camagüey también periodistas y estudiantes estuvieron conectados desde las dos de la tarde para aprender sobre la entrevista.

«Fue una oportunidad de lujo poder compartir nuestras experiencias y adquirir conocimientos sobre las técnicas que debemos implementar en el trabajo diario para ser mejores profesionales de la palabra», dijo Yanais Vega Bacallao, una de las representantes de la provincia agramontina en el Concurso.

Quedaron claros varios puntos: es necesario saber escuchar y también crear una empatía con la otra persona para lograr un ambiente confiable y seguro.

Además, los participantes dieron sus consideraciones sobre la previa preparación que se debe tener del entrevistado, y también reconocer que él es el protagonista del momento.

De igual forma resultó interesante el tema de las preguntas incómodas y cómo pueden enriquecer el resultado final, mientras se realicen con ética y desde el respeto.

Este jueves en la tarde se realizó el taller Retos del Periodismo Cultural Radial, a cargo de la joven periodista espirituana y Doctora en Ciencias de la Comunicación Lizandra Gómez Guerra, otro tema de interés para los periodistas camagüeyanos.

El Taller y Concurso Nacional de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena, dedicado en esta ocasión a los 35 años de la Asociación Hermanos Saíz y a los 60 de Palabras a los intelectuales, se desarrolla desde las plataformas digitales y continúa siendo una oportunidad para socializar experiencias del quehacer periodístico cultural desde las diferentes provincias del país.

Por Yusarys Benito Deliano/ Radio Cadena Agramonte

Imagen: Página en Facebook Asociación Hermanos Saíz

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Impulso en Camagüey por los 35 años de la AHS

Pensamiento, resistencia, voluntad, acompañamiento y diálogo son las palabras que definieron el año pasado a la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Camagüey y según su presidente Ihordan Torres Hernández, marcarán el 2021 para la organización de jóvenes artistas e intelectuales.

“A pesar de la pandemia, la AHS no se detuvo porque los asociados tenían ganas de hacer, y buscaron formas para no quedarse quietos. Hubo una explosión en las redes sociales y en los medios tradicionales de comunicación. Crecimos en promoción e hicimos actividades diferentes”, comentó a Adelante Digital.

El promotor y fotógrafo calificó de exitosa la edición 14 de la Feria de Jóvenes Creadores Golpe a golpe, último evento del 2020 que logró involucrar a varias instituciones.

“La feria se convirtió en un megaevento. Desarrollamos una competencia de baile en la sala Guiñol de Camagüey, fuimos a las comunidades con el Centro Provincial de Casas de Cultura, expusimos en importantes galerías y sumamos al Centro de la Música en conciertos de la Casa del Joven Creador”, mencionó.

En cuanto al funcionamiento de la filial y su Célula de Florida donde confluyen 211 asociados, Torres Hernández destacó las reuniones de base desarrolladas en el mes de diciembre, como parte de un proceso de intercambio que coadyuvará a la renovación del ejecutivo, un proceso aplazado al irrumpir la COVID-19 en Cuba.

“Han sido debates ricos, con reclamos genuinos de los jóvenes como los de encontrar mejores espacios para la presentación de las obras, de vincularnos con otras provincias o países, de generar oportunidades para superarnos, y de afianzar el apoyo de instituciones”, explicó.

Torres Hernández elogió el incremento de solicitudes para crecer a la organización, como resultado del trabajo de la Asociación que en octubre cumplirá 35 años de gestión de espacios para la visibilidad y la legitimación de los jóvenes creadores.

“Eso es un impulso y un reto. Tenemos muchos sueños para el 2021. Queremos visitar sitios históricos como la casa de los hermanos Saíz en Pinar del Río, y celebrar el décimo aniversario del Festival Hieroscopia de Nuevitas, los quince del proyecto sociocultural Golpe a golpe y las tres décadas de la muestra audiovisual El Almacén de la Imagen, entre otros proyectos”,

concluyó.

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante

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Libro sobre la Escuela Provincial de Artes Plásticas de Camagüey

Una escuela es una fragua de espíritus; ¡ay de los pueblos sin escuelas! ¡ay de los espíritus sin temple!

José Martí

Sumergirse en las páginas del libro Entre esperanzas y desventuras: la Escuela Provincial de Artes Plásticas José Martí, de Camagüey (1952-1962) del ensayista, periodista y curador de exposiciones de artes plásticas, Jorge Santos Caballero, que acaba de ver la luz a fines del 2020 por la Editorial Ácana en su colección Suma y Reflejo, es como andar el trayecto de Dantes guiado por Virgilio hasta que éste bebe las aguas del Lete. Justo antes de dar la vuelta a la última página de este ensayo, ocurre lo que a Dantes después de beber aquellas aguas mágicas, se siente estar parado frente a la esperanza y se arrinconan las desventuras.

En setenta y nueve páginas y un enjundioso anexo que recoge documentos originales y fotografías de algunos momentos del desenvolvimiento académico y artístico de la Escuela Provincial de Artes Plásticas José Martí, se logra apreciar la inserción de esta academia artística en las coordenadas culturales del Camagüey de los años cincuenta del siglo pasado, que coadyuvó a redondear un ambiente renovador donde un grupo literario como Los Nuevos tutelados por el poeta Rolando Escardó, o la Academia de Ballet, que luego surgió, mostraban los aires que se filtraban en la región camagüeyana.

La estructura capitular tiene una progresión aritmética que inicia después de lo que el autor denomina Una introducción necesaria, que funciona a manera de proemio donde logra ubicar al lector en el contexto camagüeyano y nacional en el que se funda y echa a andar la Escuela Provincial de Artes Plásticas José Martí de Camagüey en 1952; en los capítulos Uno, Dos y Tres, se analizan con sustento documental, fuente orales o vivencias muy cercanas al autor, la historia no siempre lineal y feliz de la institución, que funcionó como impulsora del desarrollo posterior que las artes plásticas alcanzaron en Camagüey con extensiones luminosas hasta la actualidad, pasan por sus páginas nombres como los Jorge Arche, Eugenio Rodríguez, Mario Carreño, Graziella Pogolotti, Martha Arjona, Manolo Couceiro, el Dr. Adolfo Meruelo Torriente, entre otros; o los tres primeros egresados de la escuela, como Minerva Miralles Rivero, Rinaldo Miranda Villadamigo y Jorge Santos Díaz, este último luego conocido como El Pintor de la Ciudad.

En el capítulo Cuatro, Santos Caballero desentraña un episodio algo sombrío en el que se trató de inmiscuir a la escuela, pero del que salió airosa, y en el texto esta examinado con un perfil policial interesante y esclarecedor.

El libro como objeto tiene una excelente factura a cargo de Luis Omar Álvarez Díaz, además del diseño interior y composición de Manuel Montejo y una edición cuidadosa de Martha Hurtado, que añaden valores a los del propio texto ensayístico de Jorge Santos Caballero.

Por Desiderio Borroto Fernández/ colaborador (historiador y crítico)

Imagen: Cortesía de Ácana

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En las buenas manos de Amalia Marín

Comenzó estudiando ballet, pero del salón solo quería el piano. Imagino la terquedad de aquella niña tierna y educada, cuando los padres consintieron la petición. Buscando asesoría descubrieron cerca de la casa el conservatorio Alejandro García Caturla. El mismo director, Alfredo Diez Nieto, accedió a probar las condiciones de la hija. Amalia Marín iba a cumplir diez años cuando demostró que estaba predestinada para la música.

“Fue en la antigua sede en Marianao. A los pocos meses pasamos al edificio actual”, cuenta a la sombra de un frondoso árbol del patio del conservatorio José White. Precisamente, ella viajó a Camagüey por un encargo de docencia por dos años al egresar de la Escuela Nacional de Arte en 1970.

“Soy del primer grupo de las escuelas de arte que cumplió servicio social. Los graduados de ballet reforzaron la compañía camagüeyana. Entre los plásticos estaban Eduardo Roca ‘Choco’ y José Villa Soberón. De música vinimos cinco. Al poco tiempo conocí a mi esposo y aquí estoy hace 50 años”.

Amalia sonríe y en la mirada no asoma ni un mínimo de arrepentimiento: “Lo que me gustaba era tocar música de cámara y la docencia también se me convirtió en pasión. He tenido buenos alumnos. Con ellos he trabajado mucho repertorio. Eso hace crecer y da experiencia como pianista”.

Además es fundadora de la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, cuando se unió la Escuela Provincial de Artes y la Elemental de Música que dirigía Graciela Pardo. Colaboraba junto a Efraín Amador con ese centro radicado en el inmueble de la actual Galería Alejo Carpentier. Ese lugar nos lleva a señalar un lastre para tocar: Camagüey no tiene un piano bueno.

“El piano que había en la galería se dejó echar a perder. El de la Biblioteca Provincial, arreglado hace poco, necesita una reparación. Al ISA llegó uno sordo. Los mejorcitos están en el Conservatorio, no son de concierto, pero sí nuevos, de hecho, el Yamaha tiene mayor calidad”.

El oficio de lutier parece languidecer por la carencia de materiales, sin embargo, prefiero ahondar acerca del piano eléctrico de la Sala de Conciertos José Marín Varona: “El público oye la misma música pero no la percibe igual. A veces un funcionario no lo entiende y se nos ve como pedantes. Un fortissimo no te suena más de lo que el volumen da. Repertorios del impresionismo, del romanticismo y de música cubana necesitan un virtuosismo y con esos no sale lo que se valora como dominio de la técnica y de la música”.

Al explicar algo tan grave, porque sin instrumentos óptimos la excelencia musical suena a utopía confiscada, pregunto por las nuevas generaciones de alumnos, quienes crecen rodeadas de tanto ruido: “Llegan con el oído en bruto. Generalmente lo mejoramos, pero depende de su entrega y de un personal capacitado que ame su trabajo. Hemos perfeccionado los programas para desarrollar ese oído musical. Tampoco niego que recibimos muchos sin un buen nivel elemental, por faltar profesores sistemáticos”.

Para Amalia fueron esenciales sus maestros. A menudo se asombra con las piezas tocadas cuando niña. Sabe combinar exigencia con ejemplaridad. “Cuando uno enseña, debe ponerse en el pensamiento del alumno, de lo que escucha y hace para poder resolver el problema individual”.

El universo del arte para ella cabe en el espacio del aula. De vez en cuando sale a tocar con Yaquelín Láncara. Desde 1995 conforman un dúo subvencionado por preservar y promover un patrimonio sonoro a través de la interpretación, a pesar de que no se les lleve a jornadas cubanas de concierto.

Desde el principio del diálogo noté sus manos pequeñas, y no dudo en curiosear sobre eso: “Ningún profesor me lo señaló. Claro, como solista sé qué obras puedo asumir mejor, de acuerdo a la técnica, a la flexibilidad, a la abertura de los dedos. Yo tengo la mano chiquita, pero he podido tocar todo”.

A ella debemos el estreno en Camagüey del Concierto para cuatro pianos de J.S. Bach, ofrecido en el Conservatorio. Casi nadie se enteró. Ojalá corra la voz para su nuevo proyecto de concierto didáctico.

La brisa sigue agradable la tarde iluminada por Amalia Marín. A punto de despedirnos, confiesa la razón de la lentitud para las tareas hogareñas. Su cabeza es una fiesta permanente de armonías, de tonos, de intenciones musicales. En casa aflora el mismo impulso incontrolable de cuando estudiaba ballet, por eso huye de la cocina: “Tengo un piano Steinway. Fue el regalo de mis quince. Yo no quise fiesta. Arreglarlo costará caro y ya no puedo. Mira, aunque la vida sea compleja, no paso un día sin tocar”.

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: Yoel Fonseca Benítez/ Adelante

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Entrevista a Ileana Sánchez Hing: El ojo y la bala

Ileana Sánchez Hing prefiere calificar su vida como un café amargo y fuerte. Con ese sabor tituló la reciente exposición personal, todavía disponible en la galería Amalia. La famosa pintora de gatos y negritos es una mujer que lucha contra el desamor y la soledad.

En los ‘90 ayudó a cuidar niños huérfanos de países árabes en la Fundación Natzaret, cuando por una beca vivió en Palma de Mallorca. En Barcelona ambientó habitaciones de pacientes con Sida.

También es conocido su culto al pop art. Sabemos de los inicios en los campamentos de monitores de Educación Artística y de la labor como instructora de arte. Sin embargo, de la paleta de colores de su vida se ha visto poco. Adelante Digital propone celebrarle los 46 años de trayectoria con las emociones y los matices de su casa.

“Mi familia es disfuncional. Sufrí violencia cuando niña. Intentaron hacer bullying conmigo. Defendía a mis compañeros. Me escapaba de la escuela, no aprendí a leer bien ni las reglas ortográficas. Me convertí en una niña mala”, cuenta en el comedor de su casa, un espacio lleno de objetos raros.

—¿Cómo la escuela manejaba tu caso?

—Era la china mala del aula. Me castigaban todos los días, lo mismo repitiendo palabras en una libreta, que detrás de una puerta mirando a la pared o apoyando las rodillas sobre granos de maíz. Veía el atardecer en mi escuela de La Vigía, se llamaba María Montejo Tan, luego Jesús Suárez Gayol.

Aquella niña cambiaba la merienda de jugos y galleticas por los platanitos verdines de Norma y Ana Esther. Desde el principio, sus rebeldías tuvieron causa justa: “Soy amiga de momentos difíciles y de apoyar”.

En la juventud andaba en el grupo de malmirados de la Brigada Hermanos Saíz. A veces lograban entrar a un lugar de cortinas de pana negra, alfombra roja y butacas de madera. Era la salita de teatro de la Casa de Cultura donde hoy está El Colonial. Al frente comían pizzas por un peso y veinte centavos.

“Mi generación fue muy interesante. Soy feliz de decir mi edad, de cumplir 62 años. Pienso que no he terminado la juventud, además, me gusta estar con los jóvenes”, acota a punto de un sorbo de café servido por su esposo Joel Jover en la predilecta taza color anaranjado iridiscente sobre opalina.

“Joel es mi roca, mi puntal. Aparentemente soy fuerte, pero cualquier cosa me puede derrumbar, y es el único capaz de levantarme con la mirada. Esto no es banalidad ni guanajería. Fue mi primer profesor. Me llevó duro al extremo de romper mis dibujos. Hoy puedo dibujar mejor que Joel Jover. Le debo mi obra e imagino que él también un poco a mi apoyo”, enfatiza.

—Una vez me dijo que soñaba con abrir la ventana y ver el mar, ¿tienes algún sueño medio imposible?

—No sueño con el mar porque nací aquí, además no sé nadar. A mí me hace falta Camagüey. Solo deseo que cuando yo no esté, en mi ciudad las personas puedan disfrutar nuestras colecciones. Pasamos de las 7 000 piezas. Por eso estuvimos en la candidatura al Premio Nacional de Conservación de Patrimonio.

Desde la mesa se ven los tinajones del patio y adentro la mirada salta con la curiosidad por la travesía de cada objeto. Se siente el paso de habitantes de otro tiempo. La casa fue hecha por el padre de Carmen Zayas-Bazán, la esposa de José Martí. Bajo ese techo atesoran pertenencias de Ignacio Agramonte y Amalia Simoni, como el regalo de bodas, un tigre de alabastro restaurado por Ileana. Apareció en La Habana roto en tres pedazos en un saco.

“Mi casa está en guías turísticas del mundo. El único problema de eso es cuando las personas entran sin pedir permiso. Tenemos la segunda variante de visitas a nuestros talleres. Empezaré una vez a la semana o dos o tres veces al mes con mi estudio abierto. Quien quiera podrá ir a pintar conmigo”, anuncia.

—Me encanta el nombre de tu taller: El gato azul, ¿cómo se te ocurrió?

—Si supieras… La modelo se llamaba Paula. Estaba pintando en la escuela primaria Marta Abreu. Quise ambientar un aula de preescolar. La maestra se sentó al final, y casi convulsiona al verme dando ese color. Me tocó en el hombro con un cartabón de madera: “¿y quién te ha dicho que puedo tener en el aula un gato azul?”. En la mentalidad de un niño hay gatos de todos los colores que ellos sean capaces de imaginar. De ahí salió mi capricho.

La violencia sale otra vez porque está en el centro de las denuncias como artista. En febrero de 2020 en la galería República 289 inauguró Todos somos iguales, una muestra aterradora. Sobre sábanas pintó en cuadros enormes el drama de víctimas de la guerra, del hambre, el racismo y la transfobia.

“Esas piezas me deprimieron muchísimo. Hice la serie con mi madre enferma de Alzheimer, yo con un tratamiento siquiátrico, mi marido igual. Ya tengo dos guías espirituales: Andy Warhol, mi fetiche, y la doctora Caridad Brizuela, quien me atendió los lunes mientras pinté. Era necesario que me marcara a mí para llegar con la imagen al espectador. Los artistas somos cronistas de nuestra época. Una manera de salvar es querernos los unos a los otros”, insiste.

—Eres seguida en las redes sociales, ¿fuera de esa vida pública cómo pasan las horas para ti?

—Me gusta comunicarme. Desde que estoy dibujando empiezo a subir imágenes, a veces hago monerías delante de los cuadros, me río y no dejo de oír radio. Trabajo con Cadena Agramonte. Además, cubrimos la soledad con el afecto de nuestras perritas.

En los nombres de las chihuahuas hay códigos personales. Kim-Ki delata la admiración por el cineasta coreano. Yoko apareció cuando Jover preparaba la serie de ocho Lennon. Maki fija su gusto por una comida japonesa a base de arroz y pescado crudo. Bell es campana en inglés y ella es la alegría. Luego menciona cada mascota que la ha hecho feliz.

—¿Cuánto de cierto hay en que donde Ileana pone el ojo llega la bala?

—Sí, yo sé tirar bien. Fíjate, tengo de los pocos muestrarios de balística en poder de un particular. Es una pieza muy antigua con los calibres de las balas, las dimensiones del casquillo, el grosor de la pólvora, la dimensión del agujero cuando se dispara la bala. En Educación Física escogí un área especial de tiro deportivo… No obstante, yo me quedo con la pintura.

Por Yanetsy León González

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Instituciones asdcriptas al MINCULT

Centro de Coordinación para la Colaboración Internacional de la Cultura Cubana:

Dirección: Calle 4 No. 258 e/ 11 y 13, Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba
Director: Ada Llanes
Teléfono: +53 7-833-0665
Correo: cinternacional@cubarte.cult.cu
Sitio web: www.centrocooperacion.cult.cu

Sociedad Cultural José Martí:

Dirección: Calle 17 esquina a D, El Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba
Presidente: Eduardo Torres Cuevas
Sitio web: http://www.martiano.cult.cu/

Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam:

Dirección: San Ignacio No 22, esquina Empedrado. Habana Vieja
Teléfonos: (537) 861 3419 / (537) 861 2096
Director: Dannys Montes de Oca
Correo Electrónico: wlam@cubarte.cult.cu

Oficina del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano:

Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Reconoce y difunde las obras cinematográficas que contribuyen, a partir de su significación y de sus valores artísticos, al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana y caribeña.
Director: Iván Giroud
Teléfonos: 7 838 2864 / 7 838 2854

Instituciones con funciones globales

Centro de Superación para la Cultura:

Dirección: Calle 15 # 754 e/ Paseo y 2, Plaza de la Revolución, La Habana
Director: Lidia Rosa Rivero Díaz
Teléfono: (+53)7838-22-99
(+53)7838-23-00
Correo: superacion@cnsc.cult.cu
Sitio web: www.cnsc.cult.cu

Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (ICIC):

Dirección: Avenida Independencia (Boyeros) # 63, e/ Bruzón y Lugareño, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba.
Director: Elena Socarrás de la Fuente
Teléfono: (+537) 861-9479
Correo: director@icic.cult.cu
Sitio web: http://www.icic.cult.cu/

Centro Nacional de Derecho de Autor (CENDA):

La labor del CENDA en la actualidad se dirige fundamentalmente a proporcionar un contexto jurídico adecuado en el sistema de relaciones que se establecen en torno a la utilización de obras intelectuales y el ejercicio de los derechos de autor. Sus tareas principales se vinculan a:
– La reglamentación de la Ley del Derecho de Autor.
– La elaboración de un proyecto de disposición jurídica para complementar y actualizar la Ley del Derecho de Autor.
– La emisión de licencias de uso de obras.
– El registro de obras.
– La emisión de los dictámenes legales y disposiciones aclaratorias.
– La solución de reclamaciones.
El CENDA presta atención a la formación de especialistas en materia de Derecho de Autor, mediante la participación e implementación de cursos y adiestramientos, y el incremento permanente de sus fondos bibliográficos.
Dirección: Calle 15 # 604 entre B y C, Vedado, Ciudad de la Habana

Cubarte:

Dirección: Calle 4 % Línea y 11. Vedado. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.
Director: Roberto del Puerto
Contactos:
Atención al cliente: 78382289
Servicios Técnicos: 78382643
Seguridad Informática: 78382610
Comercial Web: 78382223
Ediciones: 78382270

Casa de las Américas:

Presidente: Abel Prieto Jiménez
Teléfono: 7 838 2704 ext. 102 838
Correo Electrónico: despachopresidencia@casa.cult.cu
Sitio Web: http://www.casadelasamericas.org
Vicepresidenta Primera: Marcia Leiseca
Teléfonos: 7 832 7272, Ext. 103 / 7 834 4554
Correo Electrónico: vicepresidencia@casa.cult.cu
Vicepresidenta: María Elena Vinueza
Teléfonos: 7 830 9484
Correo Electrónico: vicepresidencia2@casa.cult.cu
Director Relaciones Internacionales: José Peláez
Teléfono: 7838 2703
Especialista Relaciones Internacionales: Juan Mesa
Teléfono: 7838 2703

Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEART):

Dirige metodológicamente la red de 64 escuelas de todo el país, incluida la Escuela Nacional de Arte, dedicadas a la formación profesional de artistas y especialistas de la cultura (equivalente a la enseñanza media superior); y por el Instituto Superior de Arte, que dirige y ejecuta los planes para la obtención de las licenciaturas destinadas, mayoritariamente a graduados de la formación profesional.
Dirección: Calle 90 A # 9005 esq. 5ta. C, Miramar, C.P. 11 600, Mcpio. Playa, Ciudad de La Habana.
Director: Rolando Ortega Álvarez
Teléfonos: 7 202 1629 / 7 204 0047

Universidad de las Artes (ISA):

Dirección: 120, No 904, e/ 9na y 23, Playa, La Habana. Cuba
Rector: Alexis Seigo
Teléfonos: 7 208 4257 / 7 208 4632 / 7 208 0017
Correo Electrónico: rector.isa.cult.cu
Sitio Web: http://www.isa.cult.cu/

Biblioteca Nacional José Martí (BNJM):


Dirección: Ave. Independencia y 20 de Mayo. Plaza de la Revolución. Apartado Postal 6670. La Habana. Cuba.
Director: Omar Baliño
Teléfonos: 7 881 8876 / 7 855 54 42 / 49
Correo Electrónico: direccion@bnjm.cu
Sitio Web: http://www.bnjm.cu/web/app.php
Subdirectora General: Nancy Machado
Teléfono: 7 881 7657
Correo Electrónico: subgeneral@bnjm.cu
Subdirector Económico: Mariano Jorge Estrada
Teléfono: 7 881 9654, Ext. 132
Subdirectora Servicio: Lourdes de la Fuente
Teléfono: 7 881 94 42
Correo Electrónico: subservicio@bnjm.cu
Subdirectora Metodología: Margarita Bellas
Teléfono: 7 881 8908
Correo Electrónico: metodologico@bnjm.cu
Subdirectora Proc. Técnico: Natacha Inmbert
Teléfono: 7 881 0682
Subdirector de Informática: Abel Ponce
Teléfono: 7 881 6598