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miércoles, abril 24, 2024

Tía Rosa canta a Nuevitas

La cantautora Rosa Campo, la entrañable Tía Rosa, cruzó desde Cienfuegos hasta la ribera norte de Cuba para cantar por primera vez en Nuevitas. Emprendió el viaje por su revolotear de niña amorosa, invitada al evento anual de interpretación infantil Los Ruiseñores Cantan.

A unas horas de su estancia en esta urbe portuaria ya había confirmado la “fama bien ganada de los habitantes. Presumen y son muy hospitalarios y amistosos. Estoy muy feliz”.

Los Ruiseñores Cantan es un evento auspiciado por la Casa de Cultura que dirige Arnol Romero Simón. Se desarrolla desde hace 27 años. La Tía Rosa forma parte del jurado del festival previsto los días 27 y 28 de enero en el Centro Cultural Puerto Príncipe.

Acompañada de instructores de arte, promotores culturales y de la compañía de narración oral Clara Narración, hizo su debut en la sala pediátrica del Hospital General Docente Martín Chang Puga.

“El niño en esa situación es muy frágil, está fuera de su casa, de su entorno, cada vez que ve una bata blanca piensa en una inyección. Poquito a poco, nos fuimos ganando ese cambio en los ojitos. Me impresionó muchísimo y me gustó el aire batiendo por todas partes, los salones limpios y poquitos niños. Eso es un logro de la salud y un motivo de orgullo”, declaró a Adelante Digital.

─A pesar de los riesgos de la COVID, ¿por qué viajó a Nuevitas?

─Me movió esa necesidad de comunicación, de conocimiento tanto del público hacia mí como viceversa, de conocer nuevos públicos, difundir mi obra a las nuevas generaciones, después de un silencio tan grande durante dos años por esta terrible pandemia. Si los niños necesitan de la música, yo necesito de ellos, de sus familias, de regalarles las canciones para que su mente, sus vivencias y sus fantasías no se pierdan.

─Además de los temas que no puede dejar de cantar, por la propia petición de los seguidores, ¿qué nuevo promueve en esta gira?

─Las obras son nuevas porque hay niños que no la conocen, incluso adultos. Se conocen los clásicos, el Amanecer feliz de Buenos días, M con A, N con I: Maní, Los reyes del son, Danzonero, Ronda jugando, En aras de vivir, Chivirico rico; sin embargo, son tres discos, más de 25 canciones. Ofreceré las canciones que no han tenido la oportunidad de escuchar y de disfrutar. Siempre serán nuevas, y esa es la ventaja que tiene la música infantil. La música infantil no envejece, porque las nuevas generaciones la hacen suya, y son como nuevas.

─Desde el punto de vista del contenido, ¿qué misión encomienda a su música?

─Desde el punto de vista del contenido, mi obra tiene un matiz muy marcado en la enseñanza. A veces me dicen si soy maestra que canta o cantante maestra. Mi obra tiene una marcada intención de contar algo, claro, usando los artificios de la fantasía, de decir algo que les pueda aportar, desde cómo se hace un dulce, hasta Recoqui, una canción con más de 13 palabras que empiezan con C.

“Una de las más recientes, Catana, la historia de la gatica que me encontré cuando vine de La Habana, tiene 22 palabras terminadas en ana. La de los colores primarios y secundario “rojo con azul, violeta; amarillo y rojo, naranja”. Mosqueteros del escolar: “lápiz y libreta, goma de borrar”, el uso de los medios para la escuela. El maní dice “nace en una cajetica, caben 4 y 3 por 2”. En una cajeta de maní pueden caber de 4 a 6 granitos, además es familia de las legumbre y los granos, y “se tuesta y se muele pero no se cuela porque no es café”.

La Tía Rosa cuida que sus textos no se conviertan en panfletos, ni en lo manido. Sabe de la sutileza de los intervalos que evidencian la complejidad de sus composiciones y de su paisaje sonoro, así como de la posibilidad “de dejar una huella porque puede perdurar la obra aunque el autor ya no esté, y seguir, de alguna manera, viviendo”.

A los ganadores del concurso Los Ruiseñores Cantan, Tía Rosa obsequiará su cancionero Carrusel musical. Ese título también nombra un programa de verano realizado en 2021 por el telecentro Perlavisión. “Nos pidieron para la televisión nacional una nueva temporada, que debe empezar a grabarse en marzo o abril en Cienfuegos para la programación de verano de Cubavisión”.

─Como cienfueguera tiene algo en común con los nueviteros: el mar. En este intercambio de brisas y colores, ¿qué virtudes de su mar quisiera que conservaran los camagüeyanos de esta ribera norteña?

─Ya tengo un regalo. Tengo una ventana con un mar bello. Aquí el sol es más radiante, así como radiantes son las personas. Tengo a mi vista una geografía atractiva, una ciudad de mucho relieve. Los ballenatos que custodian la entrada del Bahía, de lejos, a contraluz, parecen animales en el agua, el lomo o una parte de un dinosaurio, quizá aquellos elefantes que se tragó la boa de El Principito. La fantasía es ilimitada y yo me llevo, además del cariño, la sinceridad y la hospitalidad, como una foto para toda mi vida este paisaje tan bello. Aspiro a dejarles un cofre repleto de las riquezas de mis recuerdos.

Por Leangel Lechuga Guerra yYanetsy León González/Adelante

Foto: Cortesía del autor