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viernes, abril 26, 2024

Rumbatá no va a parar, sigue de concierto

Rumba y ciudad conforman un binomio maximizado por la Unesco con la condición de Patrimonio de la Humanidad, y en Camagüey confluyen por la convocatoria popular de la agrupación Rumbatá.

Con su actuación anoche en la plaza de El Carmen, la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) retomó la iniciativa de los Conciertos por la Ciudad, concebida para determinados momentos del año.

Por la pandemia de COVID-19, la institución suspendió las actividades de mucha concurrencia, pero las medidas de reapertura permitieron reanudar opciones culturales para la vida pública y el gozo de sus habitantes.

Que fuera Rumbatá el elegido fue una decisión de éxito, porque el grupo dirigido por Wilmer Ferrán Jiménez en 25 años ha demostrado el sentimiento, el arraigo y la calidad de un arte folclórico que se decía privativo de Matanzas y La Habana.

“Calla tu lengua muchacho que esto retumba, yo soy Rumbatá y vengo demostrando mi rumba”, cantaban a coro ayer en El Carmen, una verdad tan profunda como la motivación de sus seguidores en la urbe.

“El reencuentro con el público ha sido sorprendente después de tanto tiempo. La maquinaria hay que engrasarla bien, y como quien dice hemos ido de la pandemia para el escenario. Ha sido difícil”, decía Wilmer a Adelante Digital.

Hay sed de rumba, porque es una expresión musical y danzaria que invita a demostrar con naturalidad lo que se siente y lo que se piensa, una práctica de resistencia cultural para tomar el pulso de lo humano.

Durante más de una hora Rumbatá hizo estancia en El Carmen luego de un itinerario de eventos diferentes y por otras plazas, que les permitió tocar para el pueblo de Minas y luego ponerse al día con sus entusiastas de Camagüey.

“La rumba no es un género fácil de ejecutar. Cantar, tocar y bailar la rumba exige mucho y tienen que hacerlo bien. Esa es la idea de Rumbatá”, señalaba Wilmer, un camagüeyano que ha aportado desde el conocimiento y el respeto a lo esencial de las modalidades del yambú, la columbia y el guaguancó.

La agrupación está en un proceso de adaptación de nuevos miembros, debido a las pérdidas de integrantes en los últimos años, músicos tremendos que ahora los acompañan desde la espiritualidad.

En medio de ese dolor, emprendieron el proyecto de realización del cuarto disco, titulado Mi rumba no va a parar, producido por Manolito Simonet y cuyo lanzamiento por la discográfica Bis Music se espera entre los regalos inmediatos.

“Mi rumba no va a parar porque hay que seguir a pesar de las cosas que nos han pasado, de todo lo que hemos vivido hasta ahora los cubanos”, enfatizaba Wilmer al tiempo que agradecía a quienes lo siguen, en particular a los niños.

De hecho, colabora con el proyecto infantojuvenil de la OHCC como parte de su propia proyección cuando logre transformar la sede del grupo en un espacio sociocultural hacia la comunidad.

Este año Wilmer logró el primer paso al identificar el inmueble de la calle Lugareño número 128 donde aspiran a asentarse como merecen los protagonistas del documental Rumbatá (2019), de la cineasta Isabel Santos, ganadora del Premio Cubadisco en la categoría de audiovisual.

Este lunes 27 de diciembre, Rumbatá ofrecerá su último concierto del 2021 en la Avenida Javier de la Vega, a partir de las 5:00 p.m. Prácticamente descansará lo que dura un suspiro porque el 2022 viene a lo grande para el grupo.

Rumbatá abrirá el año nuevo con una matiné el 2 de enero en el Bosque de Florida, la tierra natal del núcleo fundador de la agrupación; días después, del 19 al 24 participarán en el festival de jazz de La Habana; y para mayo tienen en la mira Festival Internacional de Guaguancó Afrocubano en España. Enhorabuena.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva / Adelante