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viernes, abril 26, 2024

Punto cubano, teoría y práctica en jornada de Camagüey

El evento teórico El punto cubano abrió con profundidad y disfrute pleno el camino a la primera jornada campesina Guateque de la llanura, del 22 al 24 de abril en esta ciudad.

Este jueves, el teatro de la filial de la Universidad de las Artes ISA vio colmado su espacio por un auditorio interesado y comprometido con el presente y el futuro de una zona de la cultura nacional.

La musicóloga y realizadora audiovisual Sonia Pérez Cassola se refirió al punto cubano como un singular modo de actuar, pensar, crear, de autorreconocimiento ligado al amor a la tierra y al paisaje.

Exhortó a retomar los talleres con niños porque «Camagüey tiene una manera especial de improvisar y tonadas hermosas que no logra quien no sea camagüeyano».

La socióloga María Teresa Caballero Rivacoba insistió en la importancia de motivar estudios multidisciplinarios, al identificar al ser humano como protagonista del punto cubano, que transmite sentimientos, relata historias y evidencia su nexo con el entorno.

«La cubanía hoy se enfrenta a mecanismos colonizadores de conciencia», señaló la investigadora al compartir preguntas relacionadas con datos demográficos ya que si en esta provincia, la más extensa de Cuba, solo el 25 porciento vive en zonas rurales, ¿cuántos son campesinos?

Caballero Rivacoba recomendó impulsar círculos de interés en las escuelas, y aprovechar a instructores y promotores comunitarios. «Cuba tiene el mejor potencial: la instrucción. Somos un país de conocimiento».

El repentista Luis Paz comentó de la intención con el Primer Congreso Iberoamericano de la Décima y el Verdo Improvisado, previsto en septiembre, como homenaje al centenario de Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, y al quinto aniversario de la proclamación del Punto Cubano como Patrimonio Mundial, entre otras dedicatorias.

«Cuando decimos Naborí todos nos vemos representados. Es una figura querida y reconocida en Iberoamérica, aglutinadora de la intelectualidad y de las personas más humildes, de escritores e improvisadores, algo que se da muy poco», enfatizó Papillo, quien contó anécdotas y declamó versos de Naborí, ovacionados por el auditorio.

Gestiona el Congreso de manera diferente, con la aspiración de admitir alrededor de 300 delegados, sesionar en la Marina Hemingway y encontrar soluciones a los desafíos de nuevos cultores y públicos.

El programa académico aquí cerró con la clase magistral de Barbarito Torres, acerca de los diferentes estilos de interpretación del laúd en Cuba, a partir de los cambios en los años treinta del pasado siglo.

Recordó a su maestro Luciano Monet, de Matanzas, y luego la convivencia en el servicio militar con el pianista Pucho López y el flautista José Luis Cortés, ambos de Villa Clara, experiencia decisiva en la búsqueda de un estilo propio.

«Me enseñaron a armonizar de otra forma. Entonces incorporo elementos del jazz y del rock. Empiezo a crear mi mundo armónico. Logré no parecerme a nadie», contó antes de señalar las omisiones respecto a su instrumento en los planes de estudio de las academias.

«El laúd puede interpretar diferentes estilos y formatos», dijo poco después de elogiar a jóvenes instrumentistas como su alumno Noslén Chávez, quien toca en el grupo de María Victoria Rodríguez y «para mí está llamado a ser el laudista de Cuba».

El evento teórico culminó con una descarga, en la que Eneida Sosa –La Dama de la Tonada y principal homenajeada del Guateque de la llanura- y María Victoria cantaron Yo soy el punto cubano, de Celina González.

Por Yanetsy León González/Adelante