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lunes, abril 29, 2024

Puentes sobre el agua de Beirut a Camagüey

El Ballet Contemporáneo de Camagüey (BCC) estrenó anoche Cuerpos de agua, una danza creada por los bailarines principales de la compañía homóloga de Beirut, y montada aquí por la libanesa Jana Younes y el danés Jens Bjerregard.

Según la sinopsis, el agua crea presión y esa presión posee la habilidad de navegar hasta el punto de menor resistencia: por un breve momento, hay una resistencia en la superficie y justo al superar ese punto se convierte en abrazo.

Evidentemente los autores asumieron el fenómeno físico de las transmutaciones. Como aprendimos en la escuela, las condiciones ambientales determinan el estado del agua. Una de estas condiciones es la presión a su alrededor.

Durante 50 minutos en el Teatro Avellaneda, donde este domingo ofrecerán la segunda función de Cuerpos de agua, ocho bailarines del BCC fluyeron de lo sólido (hielo) a lo líquido (agua), luego a lo gaseoso (vapor) hasta sublimarse a lo inverso como tormenta.

El jovencísimo elenco liderado por Lisandra Gómez amplía los registros de la formación a través del intercambio con coreógrafos asociados de otras naciones. Ya conoce la poética de Jens Bjerregard.

El título de la obra alude otra realidad investigada. Somos contenedores de agua. Está en la sangre, en la piel, en el corazón, en los pulmones, en el cerebro… incluso en los huesos. Ella ocupa el 65% del peso corporal.

Con el pretexto de otro dato, también pudiéramos hacer una lectura ecosocial: el agua predomina en dos tercios de la superficie total de nuestro planeta. Connota el hecho de enfocar a través de este elemento una obra artística.

Escalando al ámbito de lo simbólico en la danza, los intérpretes no han de ser meras formas versátiles sobre el escenario, sino centros que irradian la energía propia, el poder emocional en movimiento. Eso pudo sentirse en los desempeños de Noranis León, Diannys González, Miriam Romero y Magdiel Casas.

Como ejercicio de representación, llevará más práctica al resto del elenco alcanzar el mismo nivel de conexión con los postulados de la obra, aunque desde el punto de vista técnico mostraron indiscutibles competencias profesionales Viviana Silva, Mainel Casas, Gabriela Rodríguez y Rafael Rodríguez.

Durante el proceso de la obra recibieron un estímulo a la memoria del cuerpo, en la playa de Santa Lucía. La experiencia de esa interacción quedó traducida en movimientos, posturas y gestos.

Por tanto, la coreografía no queda aprisionada en la puesta en escena. Ha sido un proceso de construcción de sentidos a través de la inmersión a las esencias de la vida, y a la manera consciente en que debemos participar sintiéndonos parte del mundo y no un contrario de la Naturaleza. He ahí una mirada antropológica.

Si vemos al ser humano como el agua, podemos relacionar sus circunstancias, las tensiones y conflictos cotidianos con el influjo de emociones en la forja de la voluntad para vencer obstáculos, superarse a sí mismo y alcanzar cada meta.

Para Cuerpos de agua, además de la versatilidad de los bailarines resulta importante el diseño de luces para enfatizar las formas beneficiadas por el vestuario, acentuar los movimientos y elevar la experiencia del espectador por la ilusión de los efectos en los cambios de colores. Lamentablemente, el equipamiento del Teatro Avellaneda no acompaña esa aspiración.

Además, en detrimento de la idea, deviene discordante el fragmento del bolero La vida es un sueño, compuesto por Arsenio Rodríguez, no por el contenido de la canción que responde a una intención de los coreógrafos, sino porque rompe la consonancia armónica del sonido precedente, luego retomado. Del repertorio popular cubano hay para escoger obras instrumentales y si se quiere, electroacústicas más apegadas a la sonoridad contemporánea.

Ambos señalamientos no demeritan el estreno cubano de Cuerpos de agua; muy por el contrario, reinciden sobre la problemática de una compañía profesional, y por ende de otras, con la inconformidad que desemboque en la gestión de condiciones óptimas en el teatro.

Sin ánimo de justificar, pero merece reconocimiento la comprensión de los representantes del Ballet Contemporáneo de Beirut, específicamente Jana Younes y Jens Bjerregard. Ambos se adaptaron a la circunstancia caribeña para mantener sobre el camino el estreno. Consagraron su tiempo aquí a un riguroso entrenamiento para poner en valor la capacidad de nuestros bailarines. Del aplauso del público brotó la principal muestra de gratitud.

DIÁLOGO CON JANA Y JENS

Para evitar criterios absolutos desde la perspectiva del espectador, como pudiera interpretarse lo escrito hasta aquí acerca del estreno de Cuerpos de agua, Adelante Digital dialogó con Jana Younes y Jens Bjerregard.

─Fue pensada para cuatro bailarines, pero en Camagüey bailaron ocho, ¿por qué?

Jens: Está construida con un concepto para el que se necesitan al menos tres bailarines. La idea original ya se probó. Como todo gira sobre la base de los tres bailarines en diferentes posiciones, se puede reconstruir con el número que queramos, hasta con 25.

─¿Están satisfechos con el resultado aquí?

Jens: He estado aquí antes haciendo obras nuevas. Han tenido muy poco tiempo para 50 minutos de presentación, pero como somos dos, podemos ir haciendo dos cosas a la vez. Dos piensan más que uno. La mayoría de los bailarines que participa trabajó conmigo el año pasado y está familiarizada con mi estilo. Tuvimos mucho trabajo, pero se logró. Ellos también trabajan rápido.

─¿Cuál es el tipo de bailarín con el que les gusta trabajar?

Jens: Preferimos los bailarines que puedan pensar y que puedan responder no solo a los pasos de ballet, sino al concepto.

Jana: Ese fue el desafío para ellos. Ya después que tienes todos los pasos y las coreografías hechas, empiezas a trabajar con las ideas y los conceptos alrededor de esta pieza. Es el contraste entre haber trabajado con una escuela donde se hace todo paso a paso por una regla, y aquí trabajan en el desarrollo de un concepto para mantenerlo.

“Fue evidente que la obra va a través de cuatro estadios conectados. El primero es hielo, el segundo es agua, el tercero vapor y el cuarto tormenta. Queremos acercar el concepto de acuerdo al movimiento del cuerpo. Lo más desafiante para los bailarines es poder expresar corporalmente los cuerpos de agua.

“El domingo pasado fuimos a la playa. Así pudieron sentir en la práctica la resistencia del agua, la secuencia de los movimientos, la calidad del movimiento una vez que está en contacto con ese tipo de materia. Eso se convierte en baile”.

─Quiero detenerme allí para especificar, por la experiencia de vida. En Beirut tienen puerto. En Camagüey estamos bien lejos del mar.

Jana: Estamos trayendo el agua al estudio.

Jens: Soy de Dinamarca, no libanés. Vivo hace años en Beirut. Tienen muchas similitudes las dos culturas, y no solo la parte latina, toda la parte norafricana y mediterránea también comparte ese tipo de cultura. Hay muchas similitudes entre la parte árabe y cómo viven ustedes.

Jana: Sobre todo en la forma en que se socializa y por supuesto, el amor a la vida que se comparte en las dos culturas. Quiero añadir que Cuerpos de agua fue originalmente creada por cinco bailarines. Cada uno proviene de diferentes lugares donde los cuerpos de agua son también diferentes: del Atlántico Norte, el Pacífico… Eso se traduce en esa simbiosis de la transición. Todos somos cuerpos de agua. Todos venimos de diferentes cuerpos de agua y podemos interactuar. La primera interacción fue en Beirut, la segunda es en Cuba y la tercera puede que suceda en cualquier lugar.

─¿A qué se debe el segmento de música cubana insertada en la obra?

Jens: En la primera versión teníamos una canción norteamericana. Ese fragmento de la pieza, en la parte del vapor, tiene que ver con la idea de estar en las nubes. Es una evocación a la nostalgia. El nivel de nostalgia que pueda experimentar el público es más importante para nosotros. Si vamos a China, buscaremos una canción china.

Jana: La premier en Beirut también fue rápida, en tres semanas. Cuando volvamos a presentarla allá tendrá una canción árabe. Todas deben hablar de la vida, del amor por la vida, del concepto de la vida, las cosas que al final nos unen.

Jens: Preguntamos qué canción podíamos poner con este estilo, con ese tema…

Jana: Una que conociera la abuela, que todo el mundo sepa cómo moverse.

─Me alegra mucho que mencionen al público, ¿qué expectativas tienen con esos espectadores abiertos a la manera de bailar que proponen ustedes?

Jens: Tratamos de que todo fluya de manera orgánica, natural, y que se sienta, no importa la cultura. Es una obra abstracta, pero no queremos que sea una cosa demasiado extraña. Yo crecí en el campo. Soy de una familia de granjeros allá en Dinamarca. Para mí no es tan importante llegar a los intelectuales de Copenhague, sino que mi familia pueda entender lo que hago.

─Más allá de lo común en el nombre de ambas compañías, ¿qué puntos de coincidencia mantendrían esta colaboración?

Jana: Muchos puentes sobre el agua.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante