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viernes, abril 19, 2024

Orquesta Angklung de Camagüey

En Cuba hay pocos lugares donde enseñan a tocar el angklung. Disponen de ese instrumento de bambú tres escuelas primarias. Una está en Guanajay (Artemisa) y las otras en Martí y Jagüey Grande (Matanzas) El cuarto centro es el Conservatorio de Música José White (Camagüey)

“Tocarlo no resulta difícil, pero con uno solo no hacemos nada. La magia está en el respeto mutuo y la coordinación. La nota musical depende del tamaño y sale del choque entre bambús. Su sonido es paradisíaco”, explica el percusionista Eugenio Silva.

Este profesor camagüeyano escribió un libro muy útil: El Angklung: teoría y práctica musical. Desde hace 15 años mantiene en el Conservatorio una orquesta creada a partir de un proyecto de intercambio cultural.

“Todo comenzó en el 2006, cuando la Embajada de Indonesia en contacto con el Gobierno de Camagüey, tuvo la gentileza de entregarnos su instrumento más preciado”, añade luego de admitir que la mayoría ha durado por el cuidado.

Lleva 15 años de aprendizaje y promoción de un instrumento proclamado Patrimonio Cultural Inmaterial. Recientemente, la agrupación recibió reconocimientos de la Dirección Provincial de Cultura, de la subdirección de Enseñanza Artística, del Conservatorio y la Distinción 507 Aniversario de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

“Hemos transitado por distintos escenarios. Invitados por Leo Brouwer, tocamos en el Teatro Martí, en un evento de música de cámara, en el año 2014; y en el 2019 salimos por primera vez al extranjero, a un evento consular”, menciona.

Silva asesora a las escuelas primarias y en la suya recibe a quienes acuden de manera voluntaria, porque la práctica de conjunto habitual es con la banda del Conservatorio y en pequeñas agrupaciones dentro de la misma línea.

“Les llama la atención tocar un instrumento novedoso para ellos, que son flautistas, clarinetistas, guitarristas, violinistas… Tienen una formación de solfeo, de armonía, que los ayuda a insertarse. Es solamente estar alerta, respetar y trabajar con lo que está haciendo, para que salga la música pareja”, insiste.

La valía de las herramientas proveídas por la escuela permite comprender que, tras dos años de pandemia, en menos de un mes sacaran un concierto con 10 temas de música tradicional indonesia, cubana y contemporánea universal.

“He hecho más de 80 arreglos, incluso para graduaciones de estudiantes que han querido estar acompañados por nuestra Orquesta Angklung. Estoy muy complacido por el esfuerzo aparte de los estudios”, reconoce.

Esa presentación reciente tuvo lugar en la Sala de Conciertos José Marín Varona. Abrió con Bonito Camagüey y cerró con Drume negrita, que incluyó flauta y saxofón. Paseó por ritmos indonesios, volvió a Cuba con Dame un beso y Bésame mucho, siguió el viaje a Nuestros años felices y A mi manera.

En primera fila, en el público estaba Mohamad Rizhi, funcionario de Política de Embajada de Indonesia en Cuba: “El angklung tocado por personas de Indonesia dentro o fuera del país es normal, pero verlo enseñado por un cubano y tocado por estudiantes de aquí es increíble. Esto es una prueba de amistad entre Cuba e Indonesia por más de 60 años”.

Acerca del vínculo, Silva evocó del cuerpo diplomático a funcionarios fallecidos por COVID-19 y agradeció a los estudiantes por seguirlo en el proyecto. En efecto, la música para Cuba ha sido el mejor puente con el mundo. Basta escuchar para admirar la maravilla que aquí se logra con cañas de bambú.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva / Adelante