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viernes, abril 19, 2024

Mi Fe por José Aurelio Paz

Preparó a su manera jovial un parte médico que compartía por privado. «Vayan comprando los regalos», dijo en uno de los párrafos, porque el 27 de septiembre cumpliría 70 años.

Devolvía con gracia todas las buenas energías que le abrazaban a través de un celular. Lo hizo hasta su día 11 con la COVID. Hasta ese último aliento de palabras publicadas, aquello parecía pasajero.

Conocí la leyenda del periodista José Aurelio Paz Jiménez por mis profesores de la Universidad Central de Las Villas, la misma escuela de la que egresó en 1986 como filólogo.

En persona nos vimos en el 2018 en Camagüey, cuando vino a fundar el Coloquio Nacional de Periodismo Cultural, impulsado por la Asociación Hermanos Saíz. Llegó y nos cautivó más.

Desde entonces, fueron frecuentes los viajes a la ciudad. De hecho, por su año de nacimiento, la tierra donde nació no pertenecía a la actual provincia de Ciego de Ávila, sino al Camagüey histórico.

Participó en las cuatro ediciones del Coloquio, se involucró en jornadas y ferias del Centro Provincial del Libro y la Literatura, e incluso puso su mano al expediente enviado a la #Unesco en opción al título para Camagüey de Ciudad Creativa Literaria.

En diciembre del 2020, recibió el Espejo de Paciencia, la máxima distinción de Camagüey por su aporte a la cultura. No sospechaba nada hasta notar su nombre en el tejido de por cuantos de la resolución.

Esa entrega se reservó para el cierre de la 14 Feria de Jóvenes Creadores Golpe A Golpe, horas después de sorprender al público del Café Literario La Comarca con su dote de cantante.

En efecto, la música era un hobby. Le bastó componer una canción para ganar el éxito popular. Sí, es el autor de Patato, aquel perro sato, que en los ochenta arrasó en un concurso del programa televisivo Arcoíris musical. Como el audiovisual se perdió, planeaba un videoclip con la intérprete Jessie Rifat.

Esa tarde, contó de su fe, del hijo y del periodismo: «He perdido el sueño gracias a la profesión. Fui un periodista muy crítico y cuando ejerces la crítica con honestidad, no puedes acostarte con la cabeza tranquila en la almohada. Nunca utilicé mi profesión para beneficios personales. En el periodismo uno camina sobre un filo. A un lado están tus necesidades como un ser humano cualquiera y al otro está tu ética.»

Aquella tarde en que nos cantó su Patato, también nos dio la mayor lección de su vida: «La clave está en ser una buena persona».

José Aurelio, en Camagüey estás, con toda tu luz.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante