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miércoles, abril 24, 2024

Los paseos y su historia

El paseo o desfile del San Juan camagüeyano puede que sea tan antiguo como el origen de estas festividades, o sea, que date de cuando muchas familias criollas hacían recorridos suntuosos para visitar sorpresivamente a sus conocidos o familiares en pleno jolgorio del San Juan.

Por entonces, resultaba común observar cómo para realizar el recorrido se unían varias familias y coches, estos últimos los engalanaban con cintas de colores y pencas de palmas, lo cual llamaba la atención de los pobladores, quienes salían a las calles para verlos pasar.

Eran tantos los paseantes, las aglomeraciones y tan sufrida la caballería que las autoridades de la época se vieron precisadas a adoptar algunas medidas que regularon y establecieron rutas fijas en la ciudad.

Con ello trataban de eliminar las obstrucciones en el tránsito, el empuja-empuja y uno que otro maltrato subido de tono que terminaba en reyerta, porque cada quien trataba de tener prioridad en el paso.

Además de los coches también abundaban las carretas adornadas. En ellas se transportaban hermosas jóvenes y grupos de músicos, a los que, a pie, acompañaban sus esclavos o gente de pueblo muy pobre quienes vestían los atuendos de sus respectivas naciones, o ridiculizaban e imitaban a ciertas personalidades o personajes. Esta presencia resultó insustituible por la alegría que aportaba al San Juan.

A través de los años aquellas carretas devinieron las actuales carrozas, y sus acompañantes en las comparsas, elementos que mucho aportan al lucimiento y colorido de los desfiles sanjuaneros.

Estos paseos marchaban por las barriadas más importantes de la ciudad, bien en una u otra dirección, desde La Vigía a La Caridad, porque ello obligaba a cruzar la ciudad de un extremo al otro por su parte más céntrica que incluía la Plaza de Las Mercedes, la Plaza de Marte y la calle Mayor, lugares en los que estaban ubicadas instituciones de renombre como la Colonia Española, el Liceo y el Ayuntamiento.

En la barriada de La Caridad era donde residían las más acaudaladas familias, allí se desarrollaba lo mejor de estos desfiles de disfraces, por eso a lo largo de la calle se colocaban faroles y antorchas para iluminar la noche, kioscos para la venta de refrescos y comidas populares…

Por mucho tiempo los desfiles giraban en aquella Plaza y emprendían el regreso por la Avenida a la calle de La Candelaria (Independencia), para regresar por Reina a La Vigía.

A esos recorridos fueron sumándose automóviles, presencia que no faltó en los paseos y que en ocasiones fungieron como carrozas en sustitución de los coches.

Las congas tuvieron su sello propio, y aunque se pretende relacionar el ritmo con los de las congas de otros territorios del país, lo real es que el toque camagüeyano resulta diferente, y en esto influyen las raíces de cada congregación o cabildo.

Además las congas estuvieron siempre presentes en estas fiestas, destacándose la del barrio de los Indios, la de las Cinco Esquinas, Matadero, Los Colorados y Rosario, y la rivalidad entre éstas fueron tan notorias debido a riñas tumultuarias y hechos de sangre, que por algunos años fue suspendida la presencia de ellas en los paseos, y solamente podían hacer sus toques en las respectivos territorios a expensas de látigo o cárcel, según quienes fueran.

Con el tiempo los integrantes se agruparon en sociedades, ordenaron su vestir, instrumentaron el ritmo y con el montaje de coreografías dieron vida a la festividad.

Como comparsas tradicionales fueron consideradas la de los dependientes de las tiendas del comercio, la de los estudiantes de la segunda enseñanza y la de la sociedad conocida como La Popular.

De todos los elementos que conforman el paseo, el que más se transformó y comercializó fue el de las carrozas, pues desde el pasado siglo fueron utilizadas por los comerciantes para promover sus productos.

Actualmente, el paseo constituye una de las mayores atracciones del San Juan camagüeyano y ninguno de los elementos que lo integran están en función de la comercialización, sino de ofrecer a la población períodos de buena creatividad, belleza y entretenimiento.

Autor: Adelante Digital