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miércoles, abril 24, 2024

Historias atrapadas en los suelos rojos

Preservar la memoria histórica de un poblado es sin lugar a dudas el pilar fundamental para el desarrollo de un lugar, es contar las vivencias de una urbe centenaria como Sola, que surgió por la llegada de los emigrantes por la bahía norteña. Llegaron buscando la fortuna prometida y crearon un espacio perdurable a pesar de los obstáculos. ¿Se puede salvaguardar el tesoro de historias y tradiciones atrapado en los suelos rojos cubiteños?

Sí, es posible. Nos lo demuestra Eduardo Pascual Miranda Valdés con su libro Sola en la memoria histórica de Cuba, una propuesta de interpretación de los conocimientos desde la historia local, con aporte a la instrucción y la cultura de las nuevas generaciones. En 12 capítulos recoge los principales acontecimientos sociales, políticos y culturales del imaginario de sus pobladores en el período 1919-1959.

Licenciado en Sociología desde el año 2015 y Máster en Ciencias de la Educación Superior, actualmente se desempeña como profesor de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Camagüey, y radica en la carrera de Sociología, presta servicios en la carrera de Historia y en la de Gestión y conservación del Patrimonio.

─¿Por qué escogió ese título?

─No creo que pueda tener otro más significativo. Sola en la memoria histórica de Cuba es el resultado de una rigurosa recopilación de información desde diversas fuentes y esto permitió, de alguna manera, construir una memoria histórica del espacio urbano de un poblado único.

─¿Qué lo motivó a escribir este libro?

─Todo comenzó cuando me gradué en el 2006 de Instructor de Artes Plásticas y empecé a trabajar en la Casa de Cultura de Sola. Como parte de las actividades programadas en esta institución existían las relacionadas con la historia local. Poco a poco fui participando en diferentes eventos y me percaté de cabos sueltos y lagunas de conocimiento en investigaciones acerca de la localidad.

“Me dediqué a indagar y a preguntar lo que no me quedaba claro, sobre todo a las personas de avanzada edad. En las conversaciones afloraban cuestiones de la vida social del poblado que no me había propuesto descubrir. En el 2008 comenzó mi experiencia en los diferentes archivos e instituciones. Mi búsqueda se volvió casi obsesiva y mi vista se entrenó para encontrar lo que buscaba.

“Un entrevistado, Edel Collado, me dijo: ‘Eduardo, ¿por qué lo que tienes investigado no lo organizas en forma de libro?’ La propuesta estuvo dando vueltas en mi cabeza por años, hasta que decidí emprender este camino”.

─¿A qué atribuye la disposición de los colaboradores?

─Cuando se comienza a investigar, aún sin saber que estás recopilando información para un libro o un trabajo científico muchas personas colaboran y aportan a esta idea. Lo primero es comprometerlas desde sus funciones con el trabajo que se realiza, y esa es la parte más difícil; la otra parte, que ellas sientan la necesidad y la utilidad social de lo se hace.

“Primero colaboraron los entrevistados, que son la sustancia de vivencias, anécdotas, valoraciones, ideologías, cosmovisiones, idiosincrasia y la sabiduría popular. Luego, varias instituciones como la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella, el Archivo Histórico Provincial, el Archivo Histórico Diocesano del Arzobispado de Camagüey, en especial, Amparo Fernández Galera; de Sierra de Cubitas el Museo, el Registro del Estado Civil y la Dirección de Cultura; y por supuesto, la Editorial Ácana al permitir que mi obra forme parte de su catálogo”.

─¿Cómo le gustaría que fuera la Sola del futuro?

─Me encantaría ver un poblado más culto y menos vulgar, más informado y estudioso de sus raíces, más participativo y menos pasivo. Me gustaría un pueblo que defienda más sus valores y su cultura, y que no se quede callado ni pasivo ante la defensa de su patrimonio material e inmaterial.

Sola en la memoria histórica de Cuba será un material didáctico, un viaje a las leyendas y a ese cúmulo cultural forjado durante 100 años desafiando la geografía y brillando entre las grandes montañas del Paso de Lesca.

Por Daniela Blanco González /Radio Cubitas

Foto: Leandro Pérez Pérez /Adelante