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viernes, abril 26, 2024

El San Juan Camagüeyano

Las tradicionales fiestas del San Juan comenzaron en Puerto Príncipe entre los años de 1725 y 1728. Guardaban una estrecha relación con el mes de junio, fecha en que los criadores de ganado traían a la ciudad sus reses gordas para las ventas anuales. Con ellos venían los peones o vaqueros en sus briosos potros. Surgieron las carreras anuales.Las fiestas se extendieron, incluyendo el 24 de junio, día de San Juan, que en España y otros lugares se dedicaban a fiestas populares. Esto le dio el nombre.

Antecedía a estos jolgorios la festividad católica del Corpus Christi, con su solemne procesión, para la que se entoldaban las principales calles de Puerto Príncipe, por ser esta efeméride movible en el calendario católico y con los años comenzar los festejos en el Corpus y proseguir, sin interrupción, en el San Juan, se hizo necesario la aparición del llamado «Bando del San Juan», dictado por el Cabildo, con el que quedaban delimitadas ambas actividades.

En el siglo XIX las fiestas fueron adquiriendo características tradicionales, lentamente tomaron vida propia y dejaron atrás su motivo inicial, las ventas del ganado. Ya en este período aparecieron los disfraces, entre ellos el «mono viejo»—muy camagüeyano – remedo de los diablitos abakúa que no brotaron en el Camagüey. Los esclavos del Príncipe, como es sabido, eran primordialmente de procedencia conga.

Hubo una época llamada de «San Juan a caballo», según el «Lugareño», Cisnero Betancourt, de bromas y juegos de mal gusto que denigraban la que ya era ciudad desde 1817, paulatinamente los festejos fueron tomando característica de típico carnaval con la aparición de las carrozas en las que desfilaban las jóvenes más hermosas de la ciudad acompañada por sus galanes.

Se introdujeron nuevas iniciativas en los barrios: la quema de San Pedro (un monigote con el que se ponía así fin a los prolongados festejos que duraban más de quince días).

En el orden musical aparecieron las rumbas, las comparsas, introducidas de fiestas de otras localidades, muy en particular del carnaval habanero. Quizás el aporte más importante lo constituyeron las congas, agrupación rítmica con estructura muy camagüeyana. Estas aparecieron muy tardíamente, en los años treinta del pasado siglo, a ellas contribuyó el folklorista Antonio Izaguirre al crear la agrupación «La Arrolladora». Su formación, basándose en tambores de barriles y campanas, seguía los toques monorítmicos de una banda militar.

Con los años se incorporaron nuevas modalidades. Jóvenes hermosas a caballo, carretas adornadas, enramadas en plazoletas, paseos de las beldades locales en carruajes y volantas fueron enriqueciendo la fiesta. Los tiempos modernos incorporaron al San Juan camagüeyano los vehículos automotores, las carrozas, las comparsas y las congas.

De todas las ferias y fiestas que existieron, solo el San Juan ha sobrevivido al paso del tiempo. Fiesta nacida del alma del pueblo que, pese a los cambios que imponen los años, seguirá siempre en el corazón de los camagüeyanos.

Tomado de Internet.