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martes, abril 23, 2024

Culmina satisfactoriamente en Camagüey la Bienal de Diseño

Camagüey- El patrimonio camagüeyano también encontró un espacio de vínculo con el diseño como parte de la tercera Bienal en la subsede agramontina. Un grupo de participantes del evento recorrió junto a especialistas de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey, sitios de alto valor patrimonial.

El parque Agramonte, la maqueta del centro histórico y el Museo San Juan de Dios fueron algunos de los lugares visitados. El recorrido culminó en el Museo Ferroviario, edificación merecedora del Premio Nacional de Restauración y en el que se ponen de manifiesto las ganancias del diseño en función del conocimiento. Sobre este sitio, Gisela Herrero García, Jefa de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI), comentó:

“Es una buena implementación de lo que hoy se conoce como el diseño de experiencias, que es la posibilidad que tiene el usuario que viene a estos espacios a aprender, de experimentar con las prestaciones de lo expuesto. Aquí el diseño ha jugado el papel que le toca, ser una herramienta en servicio de la información bien puesta, de seleccionar bien los recursos sobre los cuales colocar la información para que sea efectiva y en ese sentido hay un trabajo casi de relojería suiza.

Están muy bien escogidos los soportes y los medios y la posibilidad de interactuar desde el empleo de las nuevas tecnologías, pero sin que estas manden y tiren de la intención. El Museo Ferroviario es una joya que hay que cuidarla y hacerla sostenible.”

En la tarde del sábado, la filial camagüeyana de la Asociación Hermanos Saíz también acogió la Bienal. La exposición “Juventud, el ritmo de un lenguaje”, de David González, constituye una muestra de productos de diseño de comunicación visual realizados para eventos y acciones de la AHS en Camagüey.

Cierra otra edición de Bienal, una primavera de diseño que tiende lazos de La Habana a Camagüey y que conquista espacios de diálogo entre esta actividad profesional y las artes, la comunicación, la arquitectura, entre otras múltiples disciplinas.

Camagüey mostró una organización a la altura del evento, a cargo de la Fundación Caguayo, así como los artistas y diseñadores agramontinos demostraron las potencialidades creativas de esta ciudad.

La Bienal dejó el sabor dulce de cuánto se puede hacer, un compendio de problemas y necesidades y una mirada más allá de lo posible, para asumir bajo el principio de la resiliencia, los desafíos de nuestro tiempo.

Por Legna María Caballero Pérez/ Adelante

Fotos: José A. Cortiñas /OHCC