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miércoles, febrero 19, 2025

Creo en el horizonte cuando habla Matilde Varela

Este viernes tuvimos el privilegio de escuchar a la maestra Matilde Varela en el café literario La Comarca, como parte de la Feria de Jóvenes Creadores Golpe a Golpe. La electricidad estaba ausente, pero su pasión iluminó el espacio, y una planta eléctrica nos permitió disfrutar de su voz y su mensaje.

Matilde, una verdadera martiana que no aspira a ser más que maestra, desborda amor por la historia y la necesidad de investigarla, no para acumular datos, sino para comprender la vida de quienes nos precedieron. Su dedicación es un llamado a honrar a quienes construyeron nuestra identidad y a rescatar historias olvidadas, como la de Manuel Barranco, colaborador cercano de Martí, quien lo ayudó a fundar La Liga, una escuela para obreros emigrados.

Con su hija bautizada como “Patria”, Barranco simboliza ese compromiso con el conocimiento y el legado que Matilde nos insta a preservar. Ella nos invita a preguntarnos quiénes son las personas detrás de los nombres que llevan nuestras escuelas y centros de trabajo, y a publicar más biografías que reconstruyan esos trozos esenciales de nuestra memoria colectiva.

Recientemente, Matilde obtuvo Mención en el Premio Nacional de la Crítica Martiana Cintio Vitier 2023-24 por el artículo “Manuel Barranco, un camagüeyano leal a Martí”.

“Todo el que sirvió es sagrado”, nos recuerda Matilde, en un acto de reivindicación y pertenencia. Nos habló también de conceptos esenciales de nuestra identidad, como la diferencia entre cubanía y cubanidad, inspirándose en la conferencia “Los factores humanos de la cubanidad” de Fernando Ortiz. La cubanía, dice, es más que música o manifestaciones externas; es necesidad de ser y conciencia de ser.

La maestra compartió con entusiasmo su hallazgo de una edición príncipe de La lengua de Martí, de Gabriela Mistral, una joya que compró por solo un peso, y nos instó a explorar los estudios de Mistral sobre los Versos sencillos. En cada anécdota, Matilde vuelve a Martí, su horizonte constante: “Martí es el horizonte”. Su enseñanza de mirar la historia no solo como una línea de tiempo, sino como un acto cotidiano de memoria y reconocimiento, nos conmueve.

“La historia de nuestros maestros se está muriendo sin que les hagamos una historia de vida”, lamentó. Una frase que queda resonando en el aire y que se transforma en acción con la propuesta de Yunielkis Naranjo: a partir de enero, Matilde tendrá un espacio fijo en La Comarca, llamado “Mirar la historia”, un lugar informal para compartir su sabiduría, alimentar la memoria colectiva y mantener viva la cubanía.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Víctor Pando/AHS