Portal Cultural de Camagüey

viernes, abril 26, 2024

Costumbres funerarias en Camagüey

Costumbres, ceremonias y ritos funerarios en Camagüey en los siglos XVIII, XIX y XX, de grupos étnicos y culturales de procedencia europea, africana, norteamericana, asiática y hebrea, desde una perspectiva antropológica.

El ser humano desde siempre ha tenido una actitud ante el hecho del más allá de la vida. A partir de su cosmovisión, costumbres, herencias culturales, grado académico, condición social, religiosa y otros rasgos culturales en su acepción amplia.

Es por ello que los ritos que rodean a la muerte tienen manifestaciones distintas e identitarias de determinados grupos socioculturales de interés para antropólogos, historiadores, etnólogos, y culturólogos en general.  Los estudios antropológicos actuales interpretan las costumbres y ritos de enterramientos como expresiones simbólicas de los valores de una determinada cultura.

Camagüey ─crisol de culturas desde sus inicios hasta hoy, característico de los pueblos del Nuevo Mundo, y más intensamente en el Caribe, en su acepción más amplia─ presenta, dentro de los símbolos que la caracterizan y distinguen culturalmente, aquellos que rodean a la muerte.

La muerte siendo la misma no es igual, como el hombre siendo el mismo nunca es igual en espíritu. Cada época diferenciada por un límite, posee una imagen, un sentido, y una concreta emoción de la muerte que son siempre irrepetibles aún cuando se parezcan a otros equivalentes.»1

Cierto es que cada época muestra una fisonomía, una estampa, un sello particular; como cada ciudad, sus gentes, costumbres, cosmovisiones, ritos.  Estos últimos algunas veces conforman perfiles que conforman un rostro, por momentos, oculto, aunque convivan y dialoguen con la cotidianeidad a través de su presencia, conformados por las herencias culturales, máxime si se trata de los ritos que rodean a la muerte, proceso biológico al cual nos enfrentamos desde el mismo momento del nacimiento.

Si miramos por ejemplo el siglo XVIII, en Camagüey, la mayoría de las personas se educaban con la convicción de que la vida no terminaba del todo con la muerte física, sino que a partir de ella comenzaría otra diferente, más allá del mundo material.

Esta concepción quedó reflejada de manera muy clara en las últimas voluntades, allí se encuentran la profesión de fe, el cortejo fúnebre, mortaja, lugar de su última morada, el cual se consideraba mejor mientras más cerca de Dios estuviera, de ahí que escogieran cerca del altar mayor, siempre y cuando el rango social se lo permitiera. Y es que la fe les permitía preparar con tranquilidad su paso a una nueva vida en el más allá.

La posición socioeconómica del individuo es por cierto bastante significativa en todos los aspectos de la vida y de manera general influye también en el comportamiento de este rito de paso2, ya que el nivel adquisitivo de la persona está en consonancia en la mayoría de los casos con el tipo de ceremonia, lugar de enterramiento, así como la significación simbólica y social del fallecido.

Para el siglo XIX las ideas de la Ilustración arribaron a estas costas, manifestándose entre otras cosas en la concepción de un cementerio al aire libre en las afueras de la ciudad, despojando justificadamente a las iglesias de las actividades necrológicas.  Es por ello que en 1814 se bendijo en los terrenos aledaños a la iglesia de Santo Cristo del Buen Viaje el Cementerio General de Camagüey.

Realmente lo que se hizo fue readecuar, redimensionar el patio de la citada iglesia con miras a esta nueva perspectiva.  El mismo está distribuido espacialmente en cuatro tramos, los tres primeros, se desarrollaron en el siglo XIX, donde se evidencian los gustos, filosofía de la vida de la centuria, de ahí que se palpe cierta unidad estilística no sólo en los estilos arquitectónicos sino también en las artes decorativas que revelan en la mayoría de los casos el mundo interior del individuo acerca de la vida, la muerte, la época, el alcance económico familiar y la literatura sapiencial contenida en muchas de las lápidas que ayudan a conformar la imagen del recinto.

En este mismo espacio, otras facciones de este otro rostro citadino pocas veces tenido en cuenta, son los procesos endoculturales, y es que el hombre, a través de la historia, presenta en múltiples ocasiones compromisos simulados, que se desdoblan o simplemente se parapetan en sus herencias culturales como medio de resistencia a la oficialidad, coexistiendo con la oficialidad, que sin proponérselo han bifurcado lo normado, lo que «debe ser»; entre estos casos están los asociados a los cabildos de nación, los cuales trasmitieron de generación en generación el sello de sus herencias rediseñadas en este nuevo mundo, transculturando, sin formulárselo, las costumbres oficiales impuestas por la colonia, entre ellas las ceremonias fúnebres.

Otros de los perfiles que marcaron herencias culturales diferentes fueron las usanzas funerarias de norteamericanos que arribaron a esta ciudad finalizando el siglo XIX.  El siglo XX, confirma lo anterior señalado, y de forma más abrupta, se estableció en las afueras de la ciudad otra necrópolis, pues, los que le dieron origen practicaban costumbres funerarias marcadamente diferentes, se trata del Cementerio Israelita, huella de la herencia cultural hebrea de esta ciudad.

Data su fundación de 1924; es el segundo de su tipo construido en el país3.  Dialoga, a través de sus construcciones, heráldica, ritos, entre otros elementos, y muestra una manera de ver la vida más allá de la muerte, acercándonos a un mundo de enigmáticos y encontrados símbolos.

Es por ello que, la forma en que un grupo procede a inhumar a sus fallecidos ha sido de encomiable interés tanto para historiadores, etnólogos, antropólogos, arqueólogos y culturólogos en sentido general, pues nos acerca a sus formas de vida, cultura, pensamientos e incluso distintos saberes no sólo de nuestro derredor sino también de toda nuestra aldea común: el mundo.

Hasta ahora no se tienen referencias de que se hayan realizados otros estudios sobre la temática de las costumbre funerarias, desde una perspectiva antropológica, en Camagüey.  La autora de este trabajo viene realizándolo a partir del 2003.  Existen otros trabajos referentes al Cementerio General de Camagüey.  En tal sentido se destaca la MSc. Arq. Adela María García Yero, quien desarrolla desde 1999 su línea investigativa desde una perspectiva arquitectónica.4

De manera que teniendo en cuenta el universo tan amplio hemos decidido circunscribirnos a determinados grupos sociales, étnicos, de algunas culturas que confluyeron en la conformación de las costumbres funerarias del Camagüey en los siglos XVIII, XIX y XX.

De manera que el objetivo general de este estudio consiste en: valorar los elementos que distinguen las ceremonias que rodean a la muerte de algunos grupos sociales, étnicos y culturales desde una perspectiva antropológica.

Las técnicas empleadas fueron revisiones documentales en el Archivo Histórico Provincial de Camagüey, Parroquiales, entrevistas abiertas y observación in situ.  También se hizo una revisión documental en el Archivo Provincial de Camagüey, Registro de Propiedades y Libros de Enterramientos del Cementerio General.

La metodología utilizada es el análisis de textos desde la perspectiva del Dr. Luis Álvarez Álvarez, publicada en el libro «Circunvalar el arte», de la editorial Oriente, en el 2002.

El procedimiento a seguir en un primer momento es el estudio de las ceremonias de enterramientos de blancos, negros, militares y sacerdotes en el siglo XVIII a partir de las últimas voluntades, como son el tipo de ritual, los cuales respondían a su estamento social, religioso, económico y cultural.

En un segundo momento se hace un estudio de estas ceremonias de enterramientos mediante los diferentes símbolos encontrados en el Cementerio General de Camagüey, a partir de algunas lápidas según la procedencia de los fallecidos, entre los que se registran árabes, chinos, norteamericanos, en los siglos XIX y XX.

En un tercer momento se hace una valoración de los rituales funerarios de los naturales y descendientes de la cultura hebrea presente en Camagüey inhumados en el Cementerio Israelita de esta ciudad.

I. Últimas voluntades de blancos, negros y sacerdotes en el Siglo XVIII y XIX que fueron inhumados en iglesias.

«Cada cual al morir, enseña al cielo su obra acabada, su libro escrito, su arado luciente, la espiga que segó, el árbol que sembró.  Son los derechos al descanso».  José Martí

Los vecinos de Puerto Príncipe atesoraban muchas costumbres heredadas de la metrópoli, las últimas voluntades o testamentos fueron unas de ellas.  Se realizaba generalmente cuando el individuo se encontraba enfermo o de edad avanzada, llevadas a cabo por las escribanías notariales que en este siglo fueron siete, según lo registrado en el Archivo Histórico Provincial. 5

Los datos eran tomados con un orden preestablecido para el caso: primeramente dejaban por sentado su lugar de origen, podía ser natural de esta villa o proceder de otra localidad, e incluso era muy común que murieran extranjeros dejando bienes a sus descendientes nacidos en esta tierra.  Además, se dejaba claro el estamento social, si era de la nobleza se le daba el tratamiento de Don o Doña, de no ser así pues sencillamente se escribían sus nombres y apellidos, siempre se dejaba claro si era moreno o pardo de nación o criollo6.

No podía pasar por alto la capacidad de testar, la profesión de fe a la santísima Trinidad, a la Iglesia Católica Romana y a la Virgen María.  Luego se daba curso a las particularidades de cada testador, como lugar en que querían ser sepultados, tipo de cortejo fúnebre y otras disposiciones necesarias.

A continuación se hace referencia a ejemplos, los cuales descubren comportamientos que responden a condiciones socioeconómicas, estamentales y raciales distintas reflejando el entramado sociocultural de Camagüey desde la visión de las últimas voluntades.

El siguiente es un testamento de un matrimonio, Don Pedro Regalado de Agramonte y Doña María Gertrudis Domínguez en el año 1799.

«(…) encomendamos nuestras almas a Dios Nuestro Señor… y nuestros cuerpos lexamos a la tierra de que fueron hechos queriendo que luego que se verifique nuestro fallecimiento se le de sepultura en la capilla de N.S. del Rosario de la Parroquia Mayor…ambos en la misma y si aconteciere q. pr fallecen en un propio día y no pudiere así verificarse q. al q. no se sepultase en ella se coloque en la que …en la capilla tenemos oro como fundador por el referido ntro visabuela … cruz alta, copa de coro, acompañados de la obligación vigilia, …»7

La Dra. Olga Portuondo8 refiere que este tipo de ceremonia con cruz alta significaba distinción y nobleza, sin embargo la Lic. Amparo Hernández Galera9 considera que ambos rituales ya sea de cruz alta o baja tenían los mismos significados, la diferencia radicaba en la cantidad de monaguillos en el acompañamiento, sólo que la cruz baja era un voto de humildad.

Es menester apuntar que según los testamentos revisados en esta centuria, los que dejaban por sentado la disposición con cruz alta fueron personas de mayor desenvolvimiento económico y los de la cruz baja de menor escala social.  Aunque, como en casi todo comportamiento humano, las fronteras son porosas y se combinaron, pues, hubo personas económica y socialmente de relevancia que pidieron un cortejo similar a los pobres de solemnidad y personas de estamentos sociales de menor relevancia, según las escalas sociales preestablecidas, como los morenos y pardos libres, que pidieron su ceremonia idénticas a los de noble condición.

Otro ejemplo ilustra un comportamiento similar al del ejemplo anterior, pero tiene matices que lo diferencian, algunos tenían la potestad de solicitar su enterramiento en capillas que aún no estaban construidas.

«En el nombre de Dios todo poderoso amén. …yo Lcdo D’ Melchor Bapto. … domiciliado de esta Villa Sta. María del Puerto del Ppe. Estando enfermo e mi caval juicio y caval mente. Creyendo como fiel y verdaderamente creo en el altísimo… Santísima Trinidad Padre Hijo Spíritu Santo, tres personas distintas y una esencia verdadera y en todos los demás que creen, enseña y predica ntra Sra Madre Iglesia católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he nacido, vivido, y protexto vivir y morir. …y si por ilusión del adversario, gravedad u otro accidente, lo que Dios no permita… y cuando fallesca es mi voluntad se le de sepultura en la Ermita de Sta. Ana en la Capilla mayor nueva que se está fabricando al lado del Evangelio amortajado según el estilo de mi estado y disposición de nuestra Sra Mader Iglesia acompañen mi cuerpo cura y sacristán, cruz alta de la Parroquial, y todos los sacerdotes, clérigos y ordenanzas que se hallaren en esta villa al tiempo de mi fallecimiento y que de mi casa a la hermita se me hagan pasos los que hubiere lugar.

«…el día de mi entierro, siendo ora competente y de no al siguiente se me diga misa de cuerpo presente,… y que el otro día se me cante vigilia de tres lecciones,

«…que el día siguiente a mi entierro, se me diga misa por mi alma en la parroquial Mayor cantada llana, con dobles correspondientes.

«…al día siguiente de ella se prosiga en la forma antes en la parroquial de Nra. Sra. De la Soledad…, Sn Fco., Nra. Sra. De las Mercedes, Sn Juan de Dios, Sto. Cristo del Buen Viaxe y Sn Fco de Paula. Y pasadas todas estas funciones, se remate en la misma forma en la antedicha en Sra. Sta. Ana.

«…Ytt: una negra nombrada Beatriz de nazión arará, a laque es mi voluntad que después de mi días se le de su libertad, por mis albaceas con todas las cláusulas, vínculos y firmeza necesarias para su validez»10.

Ciertamente este texto revela paso a paso parte de las creencias, mentalidades, cosmovisiones, de una época, un espacio, una familia y también personal.

Primeramente sus creencias católicas que le permitían testar, sin ellas era imposible.  Luego la selección del espacio en que su cuerpo reposaría por siempre, aquí se deja de manifiesto su escala social, económica y nivel de acceso a un espacio por construir.  Luego el tipo de acompañamiento, de todo esplendor, pues solicitó a todos los que se dedicaban a ese oficio de todas las iglesias de la ciudad, que participaran de su cortejo fúnebre, nada común, entre las últimas voluntades revisadas.

Además, prefirió la cruz de una Iglesia específica, la Mayor; así como todas las misas para la ocasión de cuerpo presente durante la vigilia y después de inhumado también.  Es menester destacar que después de su fallecimiento, la familia y acompañantes tendrían que seguir asistiendo a funciones similares en el resto de las iglesias de la ciudad, por petición suya, de modo que, mientras su cuerpo descansaba, ellos… los vivos, no tanto.

De manera que, estas últimas voluntades dejaban al descubierto las costumbres de la época, no sólo funerarias, sino una amplia gama de ritos que conformaron la imagen del Camagüey decimónico. Algunas personas verdaderamente hacían votos de humildad a pesar de tener economías más que holgadas, ejemplos hubo:

«(…) Doña Rossa de Varona y de la Torre, hixa lexitima del Sarnto. Mor. Esteban De Varona y de Da. María de la Torre mis padres ya difuntos vecinos que fueron de esta Va. … «Primeramente encomiendo mi alma a Dios mío… es mi voluntad se me de sepultura en la Sra. Iglezia Mor Parrochial en la sepultura de mis padres q esta en la capilla del Rosario de dha Parroquial, con declarazon que esta hecha en la Iglesia de Ntra. Sra. Del Carmen que tiene pedida lizenzia, el Capn. Dn. Jazinto Manuel hidalgo mi cuñado, y Dña. Eusevia Ciriaca de Varona mi hermana.

«Se me ha de dar sepultura en ellas, delante del altar Mor. De la Virgen, amortaxada de blanco a Ymitación de Cristo Señor nro. Que acompañen mi cuerpo, cura y sacristán cruz baxa de la Parroquial Mor. Y que sea llevada en las andas de la misericordia y que mis albaceas no oassen de hazer otra cossa que lo que aquí dexo dispuesto…

«Declaro que soi casada y velada según orden de Nta Sra. Madre Iglesia con el capn. Dn. Manuel Borrero y Zayas y de nuestro matrimonio hemos tenido… a Antonio =Franco. = Y Esteban, y el póstumo de que me hallo preñada…

«… es mi voluntad se separen un mil ps. Pa. q. estos sean dedicados a la nueva fundazon que se está pretendiendo en la citada Iglesia del carmen pa. el sustento de los religiosos de la Compañía de Jesús, o falta de estos del orden de Carmelitas, o otra cualquiera religión que se fundare en otra Iglesia»11.

En efecto, en la última voluntad, se hizo voto de humildad al pedir cruz baja y un cortejo sencillo, incluyendo la mortaja característica de los pobres, a imitación de Cristo, que fue la mortaja blanca y las andas de la misericordia.  Nos percatamos de su economía más que holgada al dejar para la iglesia del Carmen la cifra de mil pesos para su término o decorado, es realmente una persona con abundantes bienes haciendo voto realmente de sencillez.

Por otra parte, otros segmentos poblacionales también dejaron su impronta a partir de estos textos, como fueron los negros y mulatos libres que a continuación escogimos:

«…sepan cuantos lean esta carta de nto testamento ultima y postrimera voluntad vienen como nos Crptoval Sanchez e Isabel de Rocha marido y mujer morenos libres… y cuando fallescamos se nos de sepultura en la Yza Auxa. De señora de Sta.Ana, en la que hubiere lugar y eleigieren nuestras albaceas, amortajados en lienzo blanco a imitazon de Crto. Ntro señor y qe. Acompañen el cuerpo el cura y sacristán de dicha parroquia con cruz vaja…

«Declamos somos casados y velados… y que durante el matrimonio no hemos tenido sucesión alguna y quando nos juntamos ni uno ni otra teníamos biens propos pr. Qe. Aun estábamos en esclavitud vaxo el dominio de ntros respectivos dueños en contando con la industria de ambos pudimos adquirir mediante voluntad de Dios las cantidades qe. contribuimos en precio de la libertad q. oy contamos»12.

Ciertamente este texto refleja la visión de dos ex esclavos que preparan también la disposición de sus cuerpos en la eternidad conforme a su realidad socioeconómica, es por ello que su nivel de elección es angosto, su bien más preciado es la libertad de ambos, solo piden ser inhumados sencillamente donde se pueda y como se pueda, lo más digno posible.

Ahora bien, los matices son importantes y los comportamientos como se sabe no son lineales como se apuntó en la introducción sino complejos y en redes. El siguiente texto nos ilustra lo anteriormente afirmado.

«…Juan José Cisneros y Ma. Del Carmen Martínez, marido y mujer, morenos libres….es nuestra voluntad se le sepultura en la Iglesia Parroquial Mor. en la que tenemos nuestra propia delante del altar de la Sma Trinidad de la cofradía, amortajados ambos en lienzo blanco y acompañen cura sacristán con cruz alta, capa de coro, …»13

Sí, ellos poseían una capilla propia justamente en la Iglesia Catedral, que pertenecía a una cofradía de negros, asociación de ayuda benéfica y religiosa bajo el auspicio espiritual de la Iglesia Católica. A través de las cofradías, las cuales se distinguían por la advocación de un santo determinado, se compraba la libertad a los esclavos; asimismo, estas asumían los gastos de enfermedades, enterramientos, procesiones, fiestas, rezaban rosarios, hacían misas.  Se conoció en la citada Iglesia Catedral, la cofradía de San Benito.14

También se dio el caso de negros libres con una economía que les permitió tener esclavos, terrenos, entre otras propiedades; ellos también dejaron su visión de este rito de paso hacia la muerte en sus cartas testamentos:

«Yo Juana de la Rosa morena libre… y quando fallesca es mi voluntad se le de sepultura en la Yg. Parroquq. De ntra Señora de la Soledad en la que huviere lugar y eligiere mis albaceas amortajado con el havito de N. S. de la Mrcd. Redención de los cautivos, lo acompañen cura y sacristán con cruz alta y acompañado de la obligación…

«… q. de mis bienes se saquen seis ps. Que lego al señor San Juan Evangelio y se entregaran al mayordomo de la cofradía …

«Declaro por mis bienes el colgadizo en que vivo el suelo que le corresponde, … una negra mi esclava nombrada María Caridad …otro negrito hijo de la antedicha nombrado Phelipe = otra María Manuela = otro Juan Jph y otra María de los Dolores, también hijos…»15

Ciertamente estos matices diferentes enriquecen las huellas culturales de los distintos grupos sociales, pues marcan diferencias macros y micros, por lo que no se pueden hacer simples generalizaciones solamente a partir de determinados factores económicos o raciales, no sería sensato asumir características infranqueables teniéndolos solo a ellos como índice, es por ello que también decidimos incluir otros componentes de la sociedad de Camagüey en estos siglos a partir de las últimas voluntades que nos permitieran tener una visión más amplia de cada quien a partir de sus realidades sociales y personales.

Otro elemento símbolo también de jerarquía fue el espacio a elegir, regularmente los espacios cercanos a los altares eran para personas de mayor preeminencia social y económica, los pasillos, columnas y otros espacios, pues se dejaban para aquellos que no tenías capillas propias, es decir, donde hubiere lugar.

Existen otros comportamientos también de valor incalculable para estudios desde una perspectiva antropológica, como son los oficiales religiosos:

«(…) Yo Dn. Manuel de Agramonte y Agüero, cura rector … de la Parroquial Mor d al Villa de Sta María del Pto del Ppe Presbítero Domiziliano de ella … estando enfermo en cama de la enfermedad que Dios Nto, Señor ha servido darme, en mi entero juicio, …

«Primeramente encomiendo mi alma a Dios Ntro Sr. Que la creó y redimió con el precio infinito de su sangre y el cuerpo a la tierra de que fue formado, y cuando fallesca es mi voluntad se made sepultura, e ntra Iglesia Mor en la capilla de la SSma Virgen Nra Sra del Rosario, mi devota Ymagen en la sepultura que está al lado de la Epístola Tarima del Altar que está arrimada al marco de las sepulturas de los descendientes de Don Esteban Varona Y por el otro lado, está apareada con la sepultura en que se enterró Da María Ana de Sayas de Barredo, que esta en la parte de la ventana de la otra capilla, y por que debo ser amortajado según mi estado con vestiduras sagradas, es mi voluntad sea alba, avito, … y cazuala morada propio mio y los ornamentos…ofertorio y forro de la caxa, en que me han de sepultar sea de color negro y no de otro que acompañen mi cuerpo cura y sacristán, cruz alta de ntra Parroquia Mor. Capa, Incensario y dixe señores eclesiásticos sazerdotes que acompañen y asistan a los sufragios y oficios de mi entierro, cn vigilia y misa cantada de cuerpo presente…

«…mando que en los días siguientes a mi fallecimiento se me digan misa rezadas por todos los señores sacerdotes eclesiásticos, como religiosos que se hallaren en esta villa y las pudieren decir.16

En efecto, es otro el comportamiento ante las ceremonias alrededor de la muerte para un oficial eclesiástico, es por ello que solicita ser amortajado con lo que es sólo para personas de su estatus social y religioso.

El testamento describe minuciosamente cada uno de los detalles, el lugar exacto de la sepultura, los colores de la indumentaria, por supuesto con sus significados propios del catolicismo; y un dato muy importante, el acompañamiento que difiere de los demás.  El fallecimiento de un sacerdote era todo un acontecimiento de magnitud social.  Más allá de la cruz alta o baja, más allá de la cantidad de misas de cuerpo presente, este tipo de deceso conmovía la villa.

Ciertamente el rito de paso de la vida a la muerte ha significado de importancia álgida para los que cotidianamente la comparten desde diferentes visos.  Unos desde sus herencias culturales para perpetuarlas, para identificarse desde diferentes posiciones sociales, económicas, religiosas, étnicas, morales, y también para transgredirlas.

Aún hoy se pueden visualizar estas disposiciones testamentarias.  En el interior de la Iglesia de la Soledad, debajo del Altar Mayor, hay una cripta con su techo de madera ácana original, piso de ladrillos al igual que sus paredes, en estas últimas se pueden apreciar alrededor de ocho enterramientos, dos de ellos identificables: Juana de Moya y José Manuel Barranco.  El archivista de esta iglesia, Enrique Palacios, testificó que también en las columnas del templo, y en los pisos hay personas enterradas17.

La cripta de la iglesia de la Merced, también atesora estos ritos a manera incluso de una especie de museo.  Está formada por tres naves, en la segunda se observa una osamenta de mujer, aproximadamente de veinte a treinta años, mestiza, y el de un niño con un mes de nacido.  Muestra, además, una de las lápidas más antiguas de la ciudad, data de 1688, de María de la Torre Vda. de Guillén.  El campo santo contiguo a la iglesia estaba dispuesto para la calle Lope Recio18.

II. Visión antropológica acerca de los ritos de enterramiento de algunas culturas que arribaron a Camagüey, presentes en el Cementerio General de Camagüey, en los siglos XIX y XX.

«La tumba de este hombre está rodeada de caminos, despierta y de pie la tierra que lo cubre». Cos Cause.

Ciertamente bajo los credos de la Iglesia Católica Romana se concibió y fundó el Cementerio General de Camagüey.  Fue el 15 de noviembre de 1805 cuando se destinó el terreno, (patio anexo de la Iglesia de Santo Cristo del Buen Viaje) como necrópolis bajo las exigencias de salubridad e higiene vigentes.

Para ello se comisionó al Alcalde Ordinario Don Diego del Castillo, dándose inicio a la obra el 13 de septiembre de 1811, con la cantidad de mil pesos donados por el Arzobispo Joaquín de Osés Alzua y Cooparacio19.

Desde el 3 de mayo de 1814 fecha en que quedó a disposición del pueblo camagüeyano el cementerio general, se decidió demoler los cementerios restantes que había en la ciudad, cosa que no se hizo, por suerte, se alegó que constituían elementos de sostén a las construcciones. Es menester destacar que sí se siguieron enterrando en los espacios de las iglesias ya sea por amistad o influencias con el sacerdote de la misma.

Si bien en el capítulo anterior se analizó entre otros símbolos, que los espacios próximos al Altar Mayor eran los más solicitados por personas que lo ameritaban ya sea por su rango social o económico, veremos ahora que en cierta medida esto se tradujo al cementerio, pues en las áreas aledañas a la iglesia de Santo Cristo Del Buen Viaje se levantaron panteones que coincidían con las familias de mayor rango social de la época, al igual que las manzanas destinadas para las construcciones más importantes cercanas a la llamada Calle de los Ángeles por la profusión de ellos, en el acceso principal a tramo tercero y Calle Principal.

Escogimos algunos ejemplos de manera aleatoria que validan lo anteriormente expuesto, para ello lo seleccionamos por etapas, primera y segunda mitad del siglo XIX, y primera y segunda mitad del siglo XX:

Primera mitad del siglo XIX

Estas construcciones están facturadas bajo el estilo tradicional colonial, donde prima la sencillez ornamental; son panteones adosados a la pared, elemento distintivo de estas primeras construcciones, que a la vez están contiguas a la iglesia de Santo Cristo del Buen Viaje, es decir que aunque están inhumados al aire libre las familias de mayor realce social ocuparon estos espacios.  Esto sucedió justamente en esta primera mitad del siglo XIX. Ejemplos: Bóveda de los herederos del Lic. D. Francisco Agramonte Recio. Bóveda de los herederos del Conde de Villamar. Bóveda de los herederos del Marqués de Santa Lucía.

Segunda mitad del siglo XIX

Se seleccionaron los panteones de cuatro frentes neoclásicos de herencia cristiana, únicos de su tipo en Cuba y heredados de los cementerios españoles. Concebidos algunos por nichos, seis nichos, uno de ellos según el Registro de Propiedad está concebido por cuatro nichos para adultos y dos para párvulos.  Estos panteones comenzaron a tomar auge cuando las paredes limítrofes comenzaron a agotarse y trasladaron de la colonia estos estilos constructivos de gran sobriedad rememorando simbólicamente a los templos griegos. Ejemplos: Panteón de cuatro frentes #110. Panteón de cuatro frentes # 117.

Primera mitad del siglo XX

El eclecticismo hizo gala en los inicios de este siglo.  Tenemos como ejemplo de la versatilidad propia del estilo las siguientes capillas de 1919.  Ya para esta etapa los estilos eclécticos que comenzaron a entrar en boga en el país están presentes en el cementerio general incluso antes de que en la ciudad.

En este caso la meditación dentro de la capilla a manera de iglesia a escala humana, dio un aspecto de mayor naturalidad al diálogo con sus difuntos.  El ritual de la atención de sus seres ya fallecidos incorpora flores colocadas en las jardineras, fotos sepiadas en mármol, cruces, ángeles, y otras esculturas alegóricas de mármol importado de Italia generalmente.  Ejemplo: Capilla Art Noveau de Carmen Machado López. Capilla neo neogótica de Luisa Aguilar.

Segunda mitad del siglo XX

En esta etapa muchas capillas del siglo XIX fueron remodeladas y revestidas de modernidad, tomando para ello el art decó como estilo, es por ello que los azulejos tomaron una preponderancia vital.  Las capillas para meditar han cedido el espacio a las construcciones de menor escala y mayor limpieza decorativa.  Ejemplos: Capilla art decó de los herederos de Javier Zayas Bazán y hermanos. Bóveda de mármol negro.

Estas construcciones ejemplifican cómo estos espacios fueron los más valorados por las familias más notables y a la vez hacen gala de la maestría y gusto estético del constructor y del artista decorativo que siempre trató de estar a tono con la época.

Su distribución espacial está conformada por cuatro tramos y estos a su vez por cuadros.  Los tres primeros fueron concebidos en el siglo XIX por lo que muestran unidad en su estilo constructivo y artístico.  Encierran un gran simbolismo los ángeles, mensajeros de esperanza en medio del dolor y la separación; se unen al concierto angelical, madonnas, crucifijos, cristos, vírgenes, que acentúan la fe oficial de la época.

A pesar de la confianza en una vida después de la ultima respiración y que todos se hermanaban en un mismo espacio destinado para el descanso final, no todos merecían una debida sepultura20.  Lo cierto es que hubo quienes no pudieron abonar para los derechos de enterramientos por sus escasos recursos, luego de los días que los familiares podían soportarlo por obvias razones, eran arrojados, esquivando miradas curiosas, por la tapia del recinto, y aquellos que corrían peor suerte eran devueltos a la vista de todos.

No todo quedó ahí, sino que también se le negó sepultura a personas que no profesaban esta fe: «…nuestro Muy Ilustre Ayuntamiento viene ocupándose de preparar un local donde puedan ser depositados los restos mortales de los que sean rechazados del Cementerio propiedad del pueblo, tan solo por el solo [sic] hecho de haber contraído matrimonio civil o no haber confesado antes de morir…»21.

Se hacía ineludible la profesión de fe del fallecido, rasgo heredado de los enterramientos en las iglesias.  A pesar de las restricciones y vetos, la cotidianeidad, por lo general, bifurca, disloca de manera solapada unas veces y otras de manera más abierta, lo oficialmente establecido. Está el caso de las herencias culturales trasmitidas oralmente a través de generaciones, que muchas veces constituyen mecanismos de resistencia o parapetos intangibles propios de la endoculturación, rasgo fisonómico significativo.

Lo anteriormente dicho se perpetuaba fundamentalmente en las asociaciones étnicas; tenemos por ejemplo los cabildos de nación que guardaron con celo, rituales reformulados en su paso forzoso por el Atlántico, sobre la fuerte base de las creencias22.

Parecido proceso conductual sucedía con las ceremonias funerarias de los iniciados a la Regla de Palo o Conga que habían guardado con celo sus costumbres en los cabildos de nación.

Tenían su cortejo fúnebre a la usanza de la oficialidad, pero antes de ser inhumados, era imprescindible su rito congo conforme a su rango espiritual, se bailaba la caja o el muerto, se realizaban cantos lúgubres, específicos, en la forma coro- guía – coro- guía, (muy parecida al son), el cual lo toma de estos cantos y también entonaban melodías con boca cerrada, es decir sin emitir sonidos.

A estas ceremonias sólo podían asistir los «rayados» (hoy igual), para evitar divulgación de las interioridades de sus ritos23.  La regla Conga tiene como fundamentos primordiales el culto a los difuntos y antepasados, a la naturaleza, en particular a los bosques y las plantas donde radican los dioses y los difuntos; así como a la tierra donde yacen los muertos24.

De igual manera los asiáticos mayoritariamente chinos, dejaron sus huellas, legaron a sus descendientes sus costumbres que se fueron fundiendo en estas tierras y en nuevas condiciones.  No fue hasta la primera mitad del siglo XX que oficializaron sus nueve sociedades que recordaban a través de sus festividades y reuniones a su lejano oriente.  Las honras fúnebres, reflejo de su cosmovisión, pigmentaron también los ritos de paso funerarios de Camagüey; sobre sus tumbas se encontraban arroz para alimentar a los fallecidos.

Lidia Cabrera en su libro «El Monte» apuntó que la brujería china es tan hermética, que ninguno de sus secretos se podían penetrar, ni aprender, se sabía que… alimentaban bien a sus muertos25″.  Aún perduran epitafios con caracteres asiáticos, como por ejemplo el de la familia Ley-Lau.

El espectro aumenta al finalizar la etapa colonial e inicios de la seudorrepública, cuando arriban con mayor fuerza ciudadanos norteamericanos, los cuales introdujeron un nuevo matiz a la imagen de este espacio: sepulturas típicas del cementerio jardín adaptadas en estas nuevas circunstancias.  Carecen de esculturas, el espacio es delimitado por una falsa bóveda.  La cruz está presente como identificación y en muchas lápidas sus epitafios están escritos en el idioma inglés, entre ellos: Franck C. Moore, soldado de oficio; Charles Thomas de Jacksonville, obrero de ferrocarril.

Por otra parte, dentro de las ceremonias que rodeaban la muerte estaban otros símbolos, como por ejemplo, cuando el féretro era conducido a caballos, como era antiguamente, significaba que el fallecido era de gran solemnidad. El color blanco de las vestiduras del sarcófago y aditamentos, significaba que era, o bien un niño, o una virgen; la presencia de la lechuza significaba que venían del hospital y cuando era a pie vestidos los acompañantes de blanco incluyendo los guantes se sabía que era un Hermano de la Masonería.

De manera que diferentes credos, costumbres, simbologías en torno a la muerte, se encuentran en un mismo espacio, el cementerio general, así como en la vida compartimos el mismo espacio vital citadino.

III. Cementerio Israelita. Espejo de la vida.

Dentro del crisol de las herencias culturales, hubo una de ellas con costumbres y tradiciones muy fuertes, manteniendo vivos sus ritos y costumbres funerarias.  Es así que en 1924, en la periferia de la ciudad, la comunidad hebrea construyó su necrópolis: Cementerio Israelita, para sepultar a sus hijos y descendientes.

La ciudad de Camagüey poco conoce de los valores espirituales de esta cultura que atesora su «ciudad de los muertos». ¿Será el desconocimiento de su naturaleza simbólica o su lejanía del centro histórico motivos por los cuales carece de una estrategia de investigación, divulgación y conservación?

Pensamos que es menester dar ha conocer la importancia del Cementerio Israelita a través de su arte funerario y decodificar su simbología necrológica. Para ello se realizó la observación, dentro del Cementerio; el universo estuvo conformado por todas las construcciones existentes. Asimismo se realizaron entrevistas a miembros de la comunidad hebrea descendientes de personas enterradas en el lugar y a judíos de otras latitudes tanto de Cuba como transeúntes de otras partes del mundo, que se encontraban de visita en el cementerio.

La revisión documental y bibliográfica me permitió constatar una carencia de estudios referentes a esta cultura, así como de sus costumbres funerarias que perviven a pesar del tiempo en el Camagüey.  Varias ciudades cubanas tienen presentes en su imagen necrólogica cementerios israelitas, tal es el caso de La Habana, Santa Clara, Camajuaní y Santiago de Cuba.

Para una comprensión necesaria de esta cultura se debe ir a los orígenes históricos. Las tribus hebreas descendientes de Abraham se establecieron en la tierra de Canaán, pero por cuestiones económicas emigraron a Egipto, allí fueron esclavos y padecieron opresión «…y emprendieron la huída dirigidos por Moisés […] Este éxodo acaeció por el año de 1165 a.c.

Tal confederación fue el núcleo de la parte de la nación hebrea llamada más tarde Judá. Después de la organización mosaica esas tribus avanzaron poco a poco hacia el norte, entre el Mar Muerto y la llanura costera.  En el siglo XII a. c. llegaron a Jerusalén, ciudad cananea que dominaba la meseta central de Palestina.»26

Las tribus hebreas comenzaron a unirse debido a amenazas de guerra, por parte de los filisteos primero; se destacó Saúl como rey-militar, pero no tenían ni capital ni un ejército organizado. David, su segundo rey, instituyó a Jerusalén como capital política y religiosa.  El pueblo hebreo se identificó con su escudo o con la «estrella de seis puntas de David».

El rey Salomón, su hijo, colocó a esta nación en un lugar importante a nivel internacional en el comercio y la política.  Luego de su próspero reinado las contradicciones internas, entre otras causas, conllevaron a la destrucción de su monarquía.

En 586 a.c., Nabucodonosor, rey de Babilonia, sitió a Jerusalén, destruyéndolo todo, incluyendo el afamado Templo de Salomón.  La mayor parte de la población fue llevada en cautiverio a Babilonia, nación económicamente próspera.  Al pasar los años los persas conquistaron a Babilonia y es a través del rey Ciro que ellos pueden regresar a su tierra, aunque algunos hicieron de estas tierras su patria.

La sequía los impulsaba a emigraciones sucesivas.  En el año 333 a.c., Alejandro Magno conquistó Judea, desarrollándose un nuevo centro cultural judío: Alejandría, que junto con Jerusalén, estuvo caracterizado por la gran influencia helénica que recibió en sus costumbres27.  A partir de aquí comienza la llamada Diáspora: es decir, dispersión de los judíos por todo el mundo.

Si bien los egipcios y sirios tuvieron dominio sobre Judea, los romanos la conquistaron totalmente, al punto de que en el año 70 d.c., bajo el dominio de Tito, fue destruido el Templo construido por Herodes.  Los judíos fueron llevados cautivos a Roma, vendidos como esclavos, otros huyeron hacia las comunidades ya establecidas en otros lugares.  La diáspora fue ampliándose por diversos países del mundo y en la Edad Media estaban diseminados por casi toda Europa.  Por razones múltiples fueron unas veces expulsados y otras masacrados.

A partir de 1492 los judíos fugados de España y Portugal buscaron refugio en el Nuevo Mundo, algunos historiadores apuntan que éste era el origen de Colón; cinco de su tripulación, así como su intérprete, eran conocidos como tales.

En el libro «Apuntes de Camagüey», Jorge Juárez Cano escribe que «…El día 2 [noviembre 1492] el Almirante comisionó a Rodrigo de Jerez, natural de Ayamonte, y a Luis Torres, judío converso, que entendía algo de hebraico, caldeo y arábico…» 28, para hacer un recorrido, conocer y dar información de los habitantes y el 5 de noviembre los comisionados dieron su parecer de un pueblo de indios llamado «Caunao» [sic].

Pero realmente después de la 1ra. Guerra Mundial es cuando la inmigración se hace más palpable en nuestro país; venían de Polonia, Hungría, Turquía.  Trabajaban fundamentalmente en el comercio de productos industriales, tales como joyas, calzados, telas y otros.  Se diseminaron en diferentes puntos de la Isla, integrándose no sólo en la vida económica sino también en la política.

Apunta Pogolotti que en la etapa repúblicana «…las clases adineradas están compuestas de altos jefes políticos, cubanos blancos, industriales de variadas dedicaciones, españoles y algunos cubanos, blancos al principio, y últimamente mayoría de americanos y hebreos, grandes comerciantes importadores y exportadores, al principio españoles más tardes[sic] hebreos del Oriente europeo»29.

Como muestra de su presencia en 1914 se funda en la Habana, la Asociación Unión Israelita «Chevet Ahim» y en Camagüey con igual nombre en la calle Avellaneda # 122, el 1 de julio de 1921.30 Esta no fue la única, pues el 1 de diciembre de 1924 en la calle Avellaneda # 112 se funda también la Asociación «Unión Israelita Ahim Amevorahim» y como líder León Maya31.

Es el 22 de diciembre de 1927 en la calle Bartolomé Masó # 133 de esta ciudad, cuando se reúnen en Junta General Extraordinaria los socios de la «Unión Ajim Amevorajim» y la «Unión Israelita Benei Hatikva», con el objetivo de unificar ambas y crear una comunidad que aglutinara a todos los hebreos de la diáspora en Camagüey.  Surge así la Comunidad Tiferet Israél32.

Con las condiciones creadas comenzó en la ciudad el desarrollo de una comunidad activa, fuerte y próspera.  Compartían la vida social camagüeyana «sin apartarse de las costumbres, tradiciones comunes y forma de vida en la que creían y practicaban»33. En 1929 se creó la Unión de Damas Hebreas situada en Rotario # 14, la Unión Juvenil Hebrea de Camagüey en 1939 y en 1942 el Centro Israelita de Camagüey.

Sus comercios se ubicaron fundamentalmente en la calle República, San José desde Rosario hasta San Estéban, aunque eran característicos entre ellos los vendedores ambulantes. En la calle Pobres esq. A San José 34 y en Oscar Primelles No. 31435 estuvieron sus sinagogas.

Según lo anotado en el Registro de Asociaciones la vida social en la comunidad languideció al pasar los años, aunque siempre hubo un remanente testigo de una espiritualidad viva. Finalizando la década de los ’80 e inicios de los ’90 renace la vida comunitaria, eligiendo como lugar de reunión el local que se encuentra en Andrés Sánchez #365 entre Capdevila y Joaquín de Agüero.

La comunidad está formada fundamentalmente por descendientes directos de madre judía, la ley judía dice: «…que únicamente un niño engendrado por una madre judía podría ser considerado como judío… en caso que su madre fuese no-judía, pero el padre sí, la conversión es la única forma de que una persona se hiciese judía. Para convertir a una mujer es necesario su inmersión en baño ritual (mikvé); cuando se trata de un varón, además de la inmersión se requiere la circuncisión, tanto el judío como el converso, son judíos para todos los efectos y para siempre»36.

Arribaron a nuestro país hebreos provenientes de dos regiones: los Askenaz, es decir, de Europa Central, su idioma común es el idish, 90% alemán y 10% hebreo; y los de origen Sefaradí, oriundos de los países árabes; su idioma común es ladino, 90% español y 10% hebreo37. Tanto en el caso de los ashkenazies como de los sefarditas, su presencia y espiritualidad forman parte de la nacionalidad cubana, corroborando así, la definición de «ajiaco en cocción» de nuestra cultura, bien caracterizada por Don Fernando Ortiz, ilustre investigador cubano.

Base filosófica que sustenta su vida y simbología necrológica.

Había entre los israelitas una fuerte creencia, no sólo en un Dios, sino también en una historia milenaria, con unas concepciones morales y culturales que los mantenían unidos en defensa de su pueblo y de su visión del mundo.

Su idioma nacional, el hebreo, no lo debían olvidar, aunque hablasen la lengua de los países a los que llegaron.  Sus cultos religiosos se oficiaban solamente en esa lengua; los términos de los ritos judíos, a causa de la legislación rabínica y otras peculiaridades culturales, era imposible expresarlos en otra lengua.

Siempre estuvieron conscientes de que eran «otros», pensamiento que desde distintos puntos de vistas comparten hebreos y no hebreos.

Destaquemos que otros de los elementos que durante siglos cumplían la función de una muralla espiritual, detrás de la cual vivieron arrinconados, eran El Tanaj (la Biblia hebrea, sustento ideológico del que se nutre el espíritu hebreo) y el Talmud.

El concepto de «especial», «escogido», no quiere decir superior, o que goza de especiales privilegios, sino de una particular responsabilidad de ser paradigmas, de vivir vidas ejemplares. La fe en un solo Dios es el concepto básico de la concepción espiritual judía (monoteísmo). Dentro de sus mandamientos está no hacer imágenes, es decir, en sus cultos no se observan obras de arte como objeto de adoración. (Éxodo 20:1-17).

Este pensamiento o sabiduría colectiva se traspola a la ciudad de los muertos a través de las costumbres, tradiciones y ritos necrológicos. El primer entierro hebreo fue cuando Abraham sepultó a su esposa Sara, compró una porción de tierra a un hombre llamado Efrón, perteneciente a la nación hetea. Donde fue enterrada no era un cementerio judío, sino una parcele de tierra privada, esto conllevó a los rabinos del Talmud a declarar que una persona debe ser enterrada «en su propiedad particular»38. Posteriormente se inició la costumbre de enterrar a sus muertos en sus propios cementerios.

La iconografía católica (cruces, Cristos, y otras esculturas conocidas) es incompatible con sus concepciones. Sus tumbas carecen de ornamentos florales, no lo necesitan, ya que no practican el culto a los muertos, venerándolos con flores, ni otro tipo de reverencia. En efecto, para su cosmovisión, el espíritu «va con Dios», y tanto ricos como pobres, todos son iguales ante Él.

La vestimenta del fallecido también expresa esta concepción, es una sencilla mortaja blanca, tanto si el difunto es rico como pobre, no hay diferencias, su sepultura debe ser sencilla y sin adornos. La piedra para la sepultura es responsabilidad de la familia, su objetivo fundamental no es trasmitir el poder adquisitivo familiar a través de las lápidas u otro aditamento obituario, sino más bien los símbolos identitarios de su origen hebreo.

Otra de las características de sus tradiciones cementeriales son las piedrecitas amontonadas sobre sus tumbas en señal de que aquí estuve, forma en que el visitante deja su huella. Pueden utilizarse, además, simbologías alusivas a las familias.

Citemos, a manera de ejemplo, fuera de nuestro país, incluso, el Cementerio Judío que se encuentra en el Centro Histórico de Praga. Allí se pueden ver grabadas en algunas lápidas dos manos abiertas, símbolo de la familia Come; ramilletes de uvas identificando a la familia de Judá; la cántara, patrimonio de la familia de Leví39.

En Santiago de Cuba, por ejemplo, según testimonio de Eugenia Farín Levy40, las viudas son reconocidas por las velas quebradas, pues en sus manos no tendrán la oportunidad de volverlas a encender.

El rabino Alfred J. Kolatch, apunta que en lo que respecta a la muerte y a la agonía, elaboraron leyes para ayudar a aliviar el dolor, reconociendo el choque emocional que experimenta una persona después de la muerte de un ser querido. Los rabinos lo liberaron de todas las responsabilidades religiosas, por su estado de depresión. Dispusieron que los amigos y parientes asumieran la obligación de prepararle alimentos al enlutado. Además, para proporcionarle momentos de soledad y quietud se sugiere dar el pésame luego de los tres primeros días de duelo.

La persona fallecida es atendida por la Sociedad Judía de Entierros, consagrados para estos fines. Junto al cadáver se recitan Salmos, mientras lavan y visten al difunto como lo exige la ley judía. A todo difunto se le reza el Kadich, una oración de carácter universal que enlaza la santidad de Dios, aunque contiene referencias específicas al bienestar de Israel.

El período de duelo es de siete días, comienza cuando el féretro se deposita en la tumba y se cubre con algo de tierra. Por un padre es de doce meses, por un hijo(a), hermano(a) o cónyuge es de treinta días. La ley judía se opone a las exhumaciones, cualquier acción que turbe el reposo del difunto recibe en el judaísmo el nombre de nivul hamet «una ofensa al muerto», hay que dejarlo en paz. Son pocas las excepciones: -cuando desde el primer momento estuvo claro que el entierro era temporal, pues se trasladaría a una parcela familiar o a Israel (considerado por los rabinos como suelo sagrado). -cuando ha sido enterrado en otro cementerio y urge su traslado con sus antepasados41. No sólo las exhumaciones tienen ciertos impedimentos, hay inhumaciones que también corren el mismo tratamiento, cuando un cuerpo ha sido incinerado, o cuando sus huesos no están completos ya sea por accidentes u otra razón, debe ser motivo de análisis.

Cementerio israelita de Camagüey. Patrimonio de entorno. Fundación Se encuentra emplazado en una zona periférica, en la Carretera Central rumbo al Oeste. Según el Registro de Propiedad: «Finca Núm. 15043, Rústica: nombrada «San Primo», compuesta de dos caballerías formada por agrupación de los dos siguientes predios colindantes entre sí, de un lote de terreno denominado «Las Mercedes de Primo», compuesto de una caballería y doscientos treinta y dos cordeles equivalentes a veinte y tres hectáreas, dos áreas y veinte y siete centáreas, ubicada en el fundo de Hato Arriba, «[…].Linda por el norte con Zaragozano de Don Carlos Sánchez, por el Sur con terrenos de la finca San Eloy, por el Este con terrenos de la finca La Piedra Imán y por el Oeste Camino Real de la Habana. […] Don Primo Aurelio Vega y Agosto es dueño de los indicados lotes de terreno […]»42.

El 8 de enero de 1922 Vega vende esa finca «…a favor de Jacobo Cohem sin otro apellido, natural de Siria, de este vecindario mayor de edad, casado y comerciante, en precio de mil doscientos en moneda en curso legal, de las cuales recibió en acto de la escritura del comprador, setecientos pesos, […] y el resto o sean quinientos pesos quedan aplazados, sin interés alguno para abonarlo dicho comprador el término de dos años, […] constituye el comprador hipoteca voluntaria sobre esta misma finca a favor del vendedor….43. En 1923 el crédito hipotecario queda totalmente cancelado y «[…] El Señor Rafael Eli Levi en su carácter de apoderado del Señor Jacobo Cohem […] vende esta finca a la Asociación denominada Unión Israelita Chevet Ahim, representada por su vicepresidente el señor Roberto Levi y Levi, […] de fecha 6 de Agosto de 1923, en precio, dicha venta de 1200 pesos en moneda de curso legal…44.

Al unificarse las Asociaciones Hebreas en Camagüey ─1927─ bajo la denominación «Unión Israelita Tifered Israel» fue necesario entonces cambiar de propietario para ello «…El Señor Guerson Maya, en su carácter de apoderado especial de la Asociación Unión Israelita Chevet– Ahim, domiciliada en la ciudad de la Habana[…] según poder otorgado en dicha capital con fecha catorce de diciembre de mil novecientos veinte y siete, […] dona a título gratuito, realmente y para siempre la finca de este número… [a la ya antes mencionada asociación] … que adquiere por título – donación …» Camagüey 17 de Julio de 1945…»45

Al transcurrir los años el entorno en que está enclavado como es de suponer ha cambiado, no son fincas deshabitadas las que rodean este recinto, sino una zona de crecimiento o desarrollo urbano, linda por el este con casa de vivienda particular con un estilo constructivo moderno; por el oeste con una dependencia mixta de productos comerciales, bodega y carnicería llamada, «La Tuya»; por el norte con terrenos del propio Cementerio en estos momentos ocupados por familias y por su frente con la Carretera Central del País.

Estatutos generales para el fallecido. Luego que un hebreo, o descendiente, fallece, existen normas que regulan este rito de paso. En el Archivo Histórico Provincial de Camagüey, en el Fondo de Asociaciones, aparecen los reglamentos de las diferentes asociaciones hebreas; presentan sutiles diferencias, pero todos coinciden en el tratamiento que se le debe dar al fallecido: «Estatutos generales de la Asociación Israelita Ahim Amevorahim: …. Art. 3. C: Ocuparse del entierro de cualquier socio hebreo que fallezca en Cuba. Art. 4: En caso de muerte de algún socio, la sociedad hará los gastos de entierro de acuerdo con el Artículo 3 párrafo C. Quedando a cargo de los familiares la piedra para la tumba. Art. 5: En caso de muerte de algún socio fuera de la ciudad la sociedad se compromete a hacer los gastos del entierro únicamente desde la estación de ferrocarril de Camagüey hasta el cementerio.» Art. 24: La sociedad se ocupará del entierro de cualquier hebreo no socio, cobrando por adelantado la cantidad de $ 1.50 por persona mayor y $0.75 por menores de 13 años46.

Existe también la Sociedad de Entierros: Jevrá Kadishá47; testificó uno de sus descendientes: Reina Roffe, perteneciente por un tiempo de esta sociedad. La preparación del féretro es sexuado, es decir, que había una correspondencia entre los oficiantes y el sexo de los fallecidos.

Se inicia el ritual con abundante agua en la sala destinada para estos fines, es imprescindible el uso de la Kipá48; allí se le deposita tierra en los ojos, se lee el Kadich, oración propia para estos menesteres. Es entonces cuando se deposita el ataúd en la tierra. El lugar escogido debe también responder fundamentalmente al sexo, pues están diferenciados.

En Camagüey, al no ser ortodoxos, como por ejemplo en la ciudad de Santiago de Cuba, aquí las mujeres pueden participar del enterramiento. Es menester destacar que los sepelios se realizan a la caída del sol, es decir, se rigen por el día lunar49. Se exceptúan los sábados, por ser día sagrado, de descanso y paz completa. Para el velorio utilizan las funerarias de la ciudad.

Este sencillo cementerio hebreo es el segundo construido en Cuba50. Lo precede un portón. Su fachada presenta un rostro ecléctico con acento neoclásico. Una amplia puerta de madera conduce al hall (espacio de transición, destinado al encuentro y a la espera). A ambos lados de este vestíbulo se encuentran dos habitaciones. La de la izquierda tiene diferentes usos. Al frente se encuentra la otra habitación, la misma posee una mesa, sus patas de metal y la base de mármol blanco, estamos en presencia del lugar donde los miembros de la Jevrá Kadisha realizan los servicios para preparar al fallecido.

Preside el cementerio una tarja en forma de pilastra truncada, colocada de forma inclinada, en la que están grabadas las siguientes palabras: «En memoria de la construcción del cementerio el 30 de marzo de 1924 colocada por la mujer Yeuda G. Maya». La misma se encuentra en el lado derecho del recinto.

En el lado izquierdo se encuentra una tumba especial, la cual está destinada a incinerar los libros u objetos religiosos cuando están en desuso. Se le nombra Crematorio de Libros. Allí también presenta una piedra en forma de pequeña pilastra, precedida por una pirámide. Estos dos elementos antes mencionados, simbólico uno y con fines utilitario el otro, son precedidos por un jardín, actualmente perdido.

Sigamos adentrándonos en la intimidad del recinto. Es de sumo interés la disposición de los sepultados. El cementerio está dividido en dos secciones, A y B. La sección A está a la derecha, allí yacen los fallecidos del sexo masculino. La misma está a la vez subdivida en 4 hileras. A la izquierda se encuentra la sección B, para ellas, con la misma concepción. A simple vista se observa que el número de defunciones de estas últimas es mucho menor que el de los hombres; aún tienen mayor capacidad de enterramientos, no así los hombres donde el terreno disponible es muy escaso. Existe la creencia popular de que los judíos se entierran de pie, creencia falsa pero muy generalizada, constatada a partir de encuestas sobre el tema.

Esta división conforme al sexo (al lado derecho yacen los hombres y en el lado izquierdo las mujeres), no es una característica común para todos los cementerios hebreos. Estos datos fueron recogidos en las entrevistas hechas a descendientes de hebreos en Cuba, y a especialistas que se encontraban en el Segundo Taller de «El pasado es la historia en el presente», desarrollado en la ciudad de Santiago de Cuba, del 21 al 23 de abril del 2003. Se pudo constatar también, entrevistando a turistas (hebreos) de distintas partes del mundo, que visitan diariamente el cementerio en busca de información de índole cultural.

La lápida del primer sepultado tiene la siguiente inscripción: «Aquí yace el joven Moisés Ysrael asesinado el día 12 de Noviembre de 1924 a la edad de 23 años. Descanse en PAZ. 5685 (año judío)». El mismo está localizado en la Sección A-3 al final del cementerio. Junto a él en la misma hilera cuatro jóvenes más, cuyas vidas fueron truncadas de forma violenta. ¿Tendrá que ver la ubicación de sus tumbas con el trágico final de sus vidas? En efecto, tiene relación el lugar de enterramiento, finalizando el cementerio, con el tipo de muerte.

Al continuar el recorrido, observamos la presencia de cuatro lápidas cuadradas, sin identificación, ubicadas en la sección A-1, y es que, según testimonios, hubo una etapa en que no se identificaban los fallecidos en el cementerio, pues no encontraron necesario registrar sus nombres y apellidos, ni fecha de muerte, solamente recoge la sinopsis de la causa muerte en caracteres hebreos, «… solamente en dos de ellas se encuentran la lápida de mármol con la escritura, las otras dos tal parece que fueron víctimas del vandalismo a que es sometido este lugar…51.

No quiere decir esto que haya un descontrol de las defunciones, estas están bien registradas en el libro con este fin, sólo que no aparecen en las lápidas. Un año después, el 30 de mayo de 1925, se sepultó la primera mujer: Sineor Behar Mercado.

Casi en su totalidad las tumbas tienen su símbolo más representativo: la Estrella de seis puntas o Magen David, y en menor grado las Tablas de la Ley. Se observa también la pirámide, en algunas de ellas, patrimonio de la familia Romano, ¿quizás alude esto a la salida del pueblo hebreo de Egipto, con su caudillo mayor: Moisés?

Llama la atención la existencia de un símbolo de la masonería en toda la necrópolis. En 1958 muere Enrique Mechulán Robuna, en su lápida están presentes los signos masónicos: el compás y la escuadra, que forman un romboide, es la única que lo posee, unido a este, no puede faltar la identidad davídica.

En el cementerio de los hebreos, se inhuman directamente en tierra, no presenta esculturas, íconos, figuras a las cuales rendirle tributo, no hay un culto o veneración especial a los muertos a través de ofrendas florales, estampillas, exhumaciones, ruegos. El mensaje es sencillo, luego del fallecimiento, el cuerpo reposa y nunca más se vuelve a tocar «del polvo eres y al polvo volverás».

La sencillez ornamental caracteriza al recinto, debido a que ante la muerte, todos somos iguales, ricos y pobres, nada evidencia el poder económico del fallecido a través del tratamiento de sus tumbas.

Las piedrecillas amontonadas trae a la memoria la voluntad del Generalísimo Máximo Gómez para con cada persona que visite la tumba de nuestro Héroe Nacional: José Martí «… Todo cubano que ame a su patria y sepa respetar la memoria de Martí debe dejar siempre que pase por aquí,  en el obelisco una piedra, sentenció Máximo Gómez…» 52¿Sería Gómez de origen judío…? Es posible, también Martí.

El estilo constructivo es muy sencillo, está compuesto por la lápida sepulcral, generalmente rectangular, incluyendo las de los infantes que se diferencian solamente por su tamaño. Están vestidas fundamentalmente de mármol, granito, azulejos y cemento (las más actuales). Hay una sutil incorporación de un elemento decorativo nuevo, en dos tumbas, una del año 1997 y otra del año 2002, que aluden al art decó (ambas de cemento).

El cementerio alberga 111 tumbas, muchas de ellas muy difíciles de contabilizar. El estado de abandono que en tiempos atrás padeció conllevó a que los actos de vandalismo y delictivos destruyeran muchas de sus tumbas para apropiarse del mármol y otros aditamentos.

El mismo sistema constructivo, en algunos casos, carentes de un buen cimiento, ha traído consigo desniveles y pérdidas de elementos. Se amerita de un estudio histórico arquitectónico con detenimiento de cada bóveda para acometer su restauración y reconstrucción.

Aún en su estado de soledad y abandono, turistas interesados en conocer esta «otra ciudad» lo visitan, deseosos de información y curiosidad. Siendo así en potencia un centro de referencia cultural. Su restauración le daría la oportunidad de abrirse al público interesado como centro de una cultura viva. Estudiosos, artistas, sociólogos, curiosos, en fin, los que de una forma u otra anhelan saber siempre algo más, se acercarían al espejo de la vida hebrea.

No solamente su restauración, sino, también, nos atreveríamos a sugerir su custodia unido a la presencia de algún especialista que pudiera satisfacer las interrogantes de aquellos que visiten este patrimonio de entorno del Camagüey, espejo de la vida israelita que forma parte del crisol de la cultura no sólo local sino también de la nacional.

Discusión y conclusiones:

En conclusión, tomando en consideración las referencias anteriormente descritas, podríamos elaborar los comentarios siguientes: Las últimas voluntades revisadas en los siglos XVIII y XIX, de blancos, negros y sacerdotes, que han dejado por sentado características generales acerca de los ritos de enterramiento, como son el cortejo fúnebre, acompañamiento, y espacio escogido para la inhumación, símbolos que varían según la condición social, económica, racial y religiosa.

Para aquellos que gozaban de una economía solvente, por lo general la disposición era con cruz alta, el acompañamiento era con mayor cantidad de personas y tenían capilla propia generalmente frente al Altar Mayor u otros altares. Para los de condición económica menos favorables, negros y pardos libres, es decir pobres, generalmente el féretro lo acompañaba la cruz sin asta, es decir, baja; el acompañamiento con cura y sacristán, y eran inhumados en espacios de menor relevancia como columnas, paredes más alejados de los altares y también existían campos santos en partes posteriores de las iglesia: «donde hubiere lugar», apuntaban las cartas testamentos.

Como en todo comportamiento humano, las fronteras son porosas, es por ello que negros de solvencia económica, con esclavos, tierras, y otras industrias, pedían un cortejo similar a los ricos pues lo económico marcó la diferencia más allá de lo racial. De igual forma, hubo personas muy ricas que pidieron entierros con cruz baja como voto de humildad.

Las cofradías católicas de negros marcaron un papel preponderante en la posesión de capillas particulares para sus cofrades.

Al trasladarse los ritos de enterramiento para el cementerio hubo referente a los espacios un comportamiento similar, pues las áreas aledañas a la iglesia de Santo Cristo Del Buen Viaje, fueron las escogidas para las familias principales, así como la Calle Principal o de los ángeles para sus capillas y panteones. Encierran un gran simbolismo las esculturas: ángeles, mensajeros de esperanzas, madonnas, crucifijos, cristos, vírgenes que acentuaron la fe oficial de la época.

Se ponen de manifiesto las herencias culturales, trasmitidas oralmente a través de generaciones, que muchas veces constituyen mecanismos de resistencia o parapetos intangibles propios de la endoculturación, rasgo fisonómico significativo, es por ello que se aprecia en el cementerio general de Camagüey, huellas rituales de diferentes creencias religiosas no católicas, como la Regla de Palo, y como la asiática de los chinos.

Otros símbolos que enriquecieron este lenguaje ritual funerario fueron el cortejo a caballo hacia el cementerio, como los colores, la presencia de aves, e indumentaria que tenían sus propios significados.

La presencia de otros rituales incompatibles con el cementerio general, como los de los hebreos, cuya simbología necrológica es el reflejo de la vida y la cosmovisión de una comunidad que respira y nos da una imagen diferente del modo de ver «la otra vida».

Volviendo a la cita de Joel James, intelectual de talla mayor de nuestro país, los ritos que rodean el hecho de la muerte es una necesidad del ser humano de trascender más allá de la vida, desde los primeros pasos del hombre por esta aldea común, la tierra; acercarse a ellos desde una perspectiva antropológica es volver nuestra mirada también al presente.

* Especialista del Centro de Antropología Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey. Maestrante de la maestría de Cultura Latinoamericana.

Notas

1. Joel James Figarola. «La muerte en Cuba», Pág. Ed. UNION, 1999.
2.  Rito de paso: ceremonias que marcan el paso de una fase de la vida o de un estatus social a otro. El antropólogo belga Arnold van Gennep fue el primero que utilizó este término, nacimiento, pubertad, matrimonio, menopausia y muerte.
3.  El trabajo «Cementerio Israelita, espejo de la vida», de la autora de este trabajo aborda las costumbres y tradiciones obituarias de esta cultura en el Camagüey. (inédito).
4. Adela García Yero: «Cementerio General de Camagüey, aspecto de su desarrollo en la colonia», Trabajo de diploma, Universidad de Camagüey, 1992.
5. Búsqueda sugerida por MsC. Elda Cento, Asesora de Historia  de la Dirección de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC). Notarios de esta centuria: Juan Antonio Alcántara González , Juan Manuel Barranco, Jesé Ravelo, Diego Antonio Torres, Juan Joph Ávila Días, Guillén del Castillo Castellanos y José Adriano Mora este último trabajó el último año de este siglo, su labor profesional se desarrolló en la centuria entrante
6. Este dato fue ofrecido por el investigador Héctor Juárez, conversación personal.
7.  Archivo Histórico Provincial  de Camagüey:(AHPC) en lo adelante: Fondo de Protocolo José Adriano Mora 1799 – 1842.  Año 1799, Folio 171V. Respetamos la ortografía de la época en todos los casos.
8. Conversación personal con la Dra. Olga Portuondo Zúñiga, mayo 2004. Es la Historiadora de la ciudad de Santiago de Cuba.
9. Conversación personal con la Lic. Amparo Fernández Galera, mayo 2004. Es la Historiadora del Arzobispado de Camagüey.
10.  AHPC: Fondo Protocolo Juan Antonio Alcántara González, F 195, 195 V.  1729 – 1730.
11. AHPC Fondo Protocolo Juan Antonio Alcántara González, Caja 3, F  303 v – 304 v, 1733.
12. AHPC: Fondo Protocolo Diego de la Torre, 1762, Caja 31,  F 195 v – 196 v.
13. AHPC: Fondo José Barranco Rudesindo, 1808 – 1809, T1; F78 – 79.
14. Conversación personal con la Lic. Amparo Galera Fernández, Historiadora del arzobispado de Camagüey, el 24 de septiembre del 2004.
15.  AHPC: Fondo  Protocolo Diego de la Torre, 1762, 299 – 301 v.
16. AHPC: Fondo Juan Antonio Alcántara González, Caja 3, F 222 V  – 240 v, 1732.
17. Conversación personal con Enrique Palacios Caraballo, archivista oficial de la Iglesia La Soledad,  febrero del 2003.
18. Conversación personal con la Hna. Carlota Vidaux, febrero del 2003.
19 .»El cementerio» de Raúl Acosta  y  Enrique Acosta León en el Periódico El Indio Bravo, 29 de octubre de 1893, P.1.
20. Torres Lasquetti, Juan,  «Colección de datos históricos», P.149.
21. «Cementerio y enterramientos» de Raúl Acosta León, en el Periódico El Indio Bravo, 19 de noviembre de 1893, P.1.
22. «Aproximación a los tratados congos», Abeluardo Larduet Luaces, P. 110, Rev. Del Caribe, No. 12, 2003, Stgo de Cuba.
23. Conversación con Rafael García Grassa (Papito), 18 de octubre del 2003. Investigador de las religiones populares camagüeyanas.
24. Fernández, José M. «La Habana crisol de culturas y credos», Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2001.
25. Cita tomada del  libro anteriormente referenciado de José M. Fernández
26. Turner, Ralf.» Las grandes culturas de la humanidad». T1, Ed. Revolucionaria .Instituto Cubano del Libro. Pág.316.
27.  Verbitsky, Pablo. «La Diáspora o un pueblo obstinado a existir» en Boletín de la Comunidad Hebrea de Cuba / Septiembre-Octubre / 2002.
28. Juarez Cano, Jorge,»Apuntas de Camagüey», Camagüey, Imprenta El Popular, 1929, P.9.
29 Pogolotti Marcelo,»La República de Cuba a través de sus escritores».Pg.214.
30 AHPC: .Fondo: Registro de Asociaciones, Legajo 188, Exp.14, Folio 2.
31.  AHPC. Fondo Registro de Asociaciones, Legajo 177, Exp. 12, Folio 17.
32.  Pernas, David: Algunos Apuntes sobre la historia de la  comunidad. En Boletín de la comunidad hebrea de    Cuba/ Septiembre-Octubre.2002.
33 ______________    Op. Cit.
34. Entrevista a David Pernas.7 de marzo del 2003.
35. AHP. Fondo Asociaciones. Legajo 188, Expediente 14, Folio 34.
36. Kolatch, Alfred J.: El Segundo libro judío del por qué. L. B. Publishing Co. Ltda, P. 21-24.
37. Entrevista a Orestes Larios Zaak, descendiente de personas inhumadas en el cementerio. 10 de Abril del 2003.
38. Kolatch, Alfred J.: El Segundo libro judío del por qué. L. B. Publishing Co. Ltda, P. 21-24.
39 Jindich, Lion,The Old Prague Jewish Cemetery, sin paginar.
40. Conversaión personal con la historiadora descendiente de hebreos,  Eugenia Farín Levi en Santiago de Cuba, abril, 2003.
41.  Kolatch, Alfred J.,Op. Cit., p. 225.
42. Registro de la Propiedad de Camagüey, (RPC) T622,  F 65 y 65 v, Número de Orden de Inscripción, (NOI) 2da.
43. Registro de la Propiedad de Camagüey, (RPC) T622,  F 65 y 65 v, Número de Orden de Inscripción, (NOI) 2da.
44. RPC, T622, F 66 v, NOI 4ta.
45. RPC, T622, F 67 y 68, NOI 5ta.
46. Archivo Histórico Provincial de Camagüey (AHPC). Fondo Asociaciones. «Unión  Israelita Chevet Ahim», Legajo 86, Exp. 17,  F.21 v.
47. Sociedad de Entierros. Entrevistada el 6 de Octubre del 2003. Junto a ella formaron parte también Sara Albujaire,      Alberto Roffe y José Antonio Temes Zaak.
48. Aditamento que se coloca en la cabeza en señal de respeto.
49 Entrevista realizada a David Pernas Levi, descendiente de hebreos inhumados en el cementerio.
50 Entrevista realizada a Orestes Larios Zaak, descendiente de hebreos inhumados en este cementerio.10 de Marzo del 2003. En su hogar.
51 Entrevista realizada a David Pernas Levy.15 de Septiembre de 2003, 9.00AM, en el Cementerio Israelita.
52 Rodríguez, Rolando, «Dos Ríos a caballo y con el sol en la frente», p.139. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2001.

BIBLIOGRAFÍA

Ducal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle. «Arqueología aborigen de Cuba», La Habana, Editorial Gente Nueva, 1984.
García Yero, Adela: «Cementerio General de Camagüey, aspecto de su desarrollo en la colonia», Trabajo de diploma, Universidad de Camagüey, 1992.
Henry, Knight Kezia: Huella obituaria en el patrimonio de Camagüey, en Ciudad: Imágenes en juego. Compilación de Adela María García Yero. Ed. Ácana, Camagüey, 2008.
Juarez Cano, Jorge. «Apuntes de Camagüey», Camagüey, Imprenta El Popular, 1929. Jundrich, Lion. «The Old Prague Jewish Cemetery, Chescoslovaquia, Artia, 1965.
Pogolotti, Marcelo. «La república de Cuba a través de sus escritores», La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002.
Rodríguez, Rolando. «Dos ríos a caballo y con el sol en la frente», Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2001.
Turner, Ralf. «Las grandes culturas de la humanidad». T1.  Edición Revolucionaria, Instituto Cubano del Libro.
Gallina Mendoza, René. «Diásporas de esperanza», Editorial Ácana, Camagüey, 2001.

Publicaciones periódicas

Revista Bohemia 2 de Agosto de 1996, Año 88. No.16.
Boletín de la Comunidad Hebrea de Cuba/ Septiembre-Octubre/ 2000.
Periódico El Indio Bravo, «El cementerio» de Raúl Acosta y Enrique Acosta León en el 29 de octubre de 1893, P.1.
El Caribe Arqueológico. «Antropología funeraria de los antiguos habitantes del este de la República Dominicana» de Clenis Tavárez María. Octubre/ 2007. Ed. Del Caribe.

Entrevistas

Sr. David Pernas Levy. Presidente de la Asociación Tifferet Israel (Comunidad Hebrea de Camagüey)ñ
Sr. Orestes Larios Zaak, descendiente de hebreos.
Sra. Reina Roffe Rodríguez, descendiente de hebreos.
Sra. Marlene Capplan, turista canadiense descendiente de hebreos que visitó el cementerio.
Eugenia Farín Levy, descendiente de hebreos, reside en la ciudad de Santiago de Cuba.
Sr. Enrique Palacios Caraballo, archivista oficial de la Iglesia La Soledad, febrero del 2003.
Lic. Amparo Galera Fernández, Historiadora del arzobispado de Camagüey, el 24 de septiembre del 2004.
Dra. Olga Portuondo Zúñiga, mayo 2004, Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.
Fuentes documentales. Archivo Histórico de Camagüey. Protocolos Notariales. Registro de Propiedad del Cementerio Tomo1 y 3.

Autor: Lic. Kezia Zabrina Henry Knight / Tomado de www.ohcamaguey.co.cu