Un viaje cultural de Camagüey a Chile
En el mapa de las experiencias culturales, los viajes no solo dibujan trayectorias físicas, sino que también construyen puentes que conectan historias, tradiciones y emociones. Esta es la esencia del intercambio cultural que protagonizan cuatro camagüeyanos en Chile: Yunielkis Naranjo, promotor cultural, el trovador Harold Díaz, y las escritoras Yoandra Santana y Evelin Queipo.
Desde las primeras publicaciones en sus redes sociales, nos invitan a ser parte de la travesía. A través de imágenes y textos, nos llevan de la mano por calles desconocidas y paisajes que a la vez se sienten cercanos. Cada actualización se convierte en un testimonio del diálogo entre lo propio y lo ajeno, y de cómo nuestras identidades se transforman al encontrarse con otras realidades.
Yunielkis Naranjo, con la serenidad de quien ya conoce estas tierras, regresa a Chile como un viejo amigo. Su experiencia previa parece darle una mirada más pausada, quizás más analítica, de los encuentros culturales que ahora comparte. En contraste, Evelin Queipo y Harold Díaz llevan consigo la energía y la fascinación del primer viaje fuera de Cuba. Para ellos, cada esquina, cada conversación, es un descubrimiento que vibra con la intensidad de lo nuevo.
Por su parte, Yoandra Santana combina su reciente estancia en México con los recuerdos de sus viajes más antiguos a Italia y Grecia. La perspectiva, teñida por la experiencia acumulada, se fija en detalles que quizás otros podrían pasar por alto. Por eso, las publicaciones son una ventana a una manera de observar el mundo, un equilibrio entre lo externo y lo interno, entre el lugar y lo que ese lugar despierta en quien lo habita temporalmente.
El grupo acaba de vivir la experiencia de un sismo en tierras chilenas, una sacudida inesperada que, aunque sorprendente, no logró empañar el ánimo ni el propósito del viaje; han confirmado que están bien.
LA MÚSICA COMO ENCUENTRO
Para Harold Díaz, trovador, la experiencia ha sido profundamente transformadora. Desde el primer día sintió la calidez del pueblo chileno, que, según sus palabras, “tiene un gran cariño por los cubanos y nuestra resistencia al bloqueo”. En el Centro Cultural Gabriela Mistral de San Bernardo, Harold participó en un concierto junto al trovador chileno Aldo González, quien rindió tributo a Silvio Rodríguez. Fue un momento de intercambio musical y emocional: “Canté ‘El Mayor’, un himno camagüeyano que evoca a Ignacio Agramonte, y sentí que el público entendía ese orgullo”. En otro concierto en La Herradura, Coquimbo, a petición del público interpretó “Son los sueños todavía”, de Gerardo Alfonso, dedicándola a la figura del Che Guevara.
Estos momentos trascienden la música, construyendo puentes de comprensión mutua entre dos pueblos que comparten luchas y sueños. Las redes sociales nos han permitido ser testigos de estas presentaciones, de los aplausos cálidos y de un himno nacional cubano entonado espontáneamente por el público chileno. “Hoy tenemos amistades nuevas pero muy fuertes”, confiesa Harold.
RUMBO AL CORAZÓN DE LA MEMORIA
Evelin Queipo ha encontrado en este viaje una experiencia de impacto emocional profundo. “El Cementerio General de Santiago, con las tumbas de Víctor Jara y Violeta Parra, y el Memorial de los Desaparecidos fueron lugares que estremecieron mi corazón”. Ella describe cómo la tumba de Víctor Jara está llena de flores y ofrendas, un espacio de meditación y resistencia cultural. Pero lo más conmovedor fue el muro con los nombres de los desaparecidos políticos, cientos de ellos, ordenados alfabéticamente. “Uno siente que el muro se te viene encima, que te aplasta la conciencia”, reflexionó, conmovida por las historias de violencia que ninguna sociedad debería repetir.
En las redes sociales, Evelin compartió imágenes de estos lugares, acompañadas de palabras que invitan a la reflexión sobre la paz y la justicia. Sus publicaciones son una ventana a cómo el arte y la memoria pueden ser vehículos de transformación. Ella lo escribe en versos.
HISTORIAS ENTRE LIBROS Y PAISAJES
Yoandra Santana, escritora y dramaturga, ha encontrado en Chile un caleidoscopio de experiencias que entretejen literatura, historia y paisaje. La vemos tocando una tumbadora durante un encuentro cultural, fusionando ritmos caribeños con la música andina. Ha donado libros de su autoría a la Editorial Lom de Santiago y ha participado en sesiones de lectura con poetas como Luis E. Aguilera, con quien compartió recuerdos de su visita a Camagüey.
Entre las publicaciones más entrañables están las de su paso por la casa donde vivió Gabriela Mistral, en La Serena. Estar allí es como entrar en el corazón de su obra. Nos parece escuchar que dice algo así.
CAMAGÜEY EN CHILE
Yunielkis Naranjo, el promotor cultural del grupo, ha sido el puente vivo entre ambos territorios. Desde las alturas de Lomas Lo Aguirre en Pudahuel, compartió una panorámica al caer la tarde de Santiago iluminado. Pero fue su encuentro con un tinajón en La Serena lo que más lo emocionó: “Es como si Camagüey nos siguiera aquí”. En entrevistas televisivas y conversatorios, Yunielkis ha hablado sobre los proyectos literarios y comunitarios de Camagüey, como el Golpe a Golpe y el Café Literario La Comarca, mostrando cómo el trabajo cultural se expande más allá de las fronteras.
Los detalles en los que se detiene —el brillo de los limoneros, los ramos de flores en las calles— revelan una sensibilidad que conecta su visión como artistas en intelectuales con el entorno que la rodea.
La delegación también ha donado libros de Nicolás Guillén y otros autores cubanos a bibliotecas chilenas, fortaleciendo los lazos culturales entre ambos países. En sus redes, Yunielkis celebra la creación de amistades y colaboraciones futuras, ampliando ese puente que une a Cuba y Chile.
EL DIARIO DE UN VIAJE
A través de las redes sociales, estos cuatro artistas nos han permitido acompañarlos en su travesía. Hemos subido con ellos al Faro Monumental de La Serena, admirado el horizonte y sentido el viento que trae consigo historias de siglos. Hemos caminado por las calles del Pueblo de Diaguitas y hemos asistido a encuentros con niños en Algarrobito. Hasta nos parece sentir el sabor de los postres preparados por Evelin. Allá se comparte la cultura con afecto.
Entre las vivencias que siguen alimentando este diario cultural, destaca la visita al Museo Arqueológico de La Serena, donde las piedras narran historias milenarias desde las entrañas de la tierra. Recorrieron barrios populares, exploraron librerías, admiraron con asombro los ramos de flores naturales que adornan las calles y descubrieron que allá a la calabaza se le llama zapayo. Se adaptaron a las dos horas de diferencia entre Chile y Cuba, para participar en un enriquecedor encuentro con clubes de lectura y saborear, al final del día, la típica chorrillada, que dejó un grato sabor en la mesa compartida.
Un momento de gran simbolismo los llevó al Teatro Novedades, donde, al saber que cerca había un Monumento a José Martí, no dudaron en ir de inmediato, como cubanos dignos, para rendir homenaje al Héroe Nacional. Ahora, como miembros de la Red de Cultura Viva Comunitaria, refuerzan su esencia: la de salir al encuentro de las personas, integrándose a sus dinámicas, reconociendo y abrazando el valor de la comunidad, tal como lo han hecho en su tierra natal.
Sin lugar a dudas, este intercambio cultural también nos transforma, porque desde la distancia hemos podido mirar, escuchar y reflexionar sobre lo que significa tender puentes. Las palabras de Evelin resumen el espíritu de este viaje: “Quién me iba a decir que yo iba a estar al sol con abrigo”. Esa contradicción aparente, de calor y frío, de distancia y cercanía, define lo que es viajar: descubrir lo que está más allá y redescubrir lo que siempre hemos llevado dentro.
Por Yanetsy León González/ Adelante
Foto: Cortesía de Yunielkis Naranjo